12 DE AGOSTO DE 2025. Un ave de desplaza en el aire a gran velocidad y de pronto colisiona contra una superficie que no fue capaz de percibir. En unos segundos, el ave yace en el piso, atolondrada, contundida, si no es que muerta, sin comprender exactamente qué acaba de sucederle.
Este tipo de accidentes suceden con mayor frecuencia de lo que pudiera pensarse y se configuran ante una precariedad visual específica de las aves, que no perciben los cristales como barreras, debido a que reflejan o transparentan áreas verdes, lo que provoca que intenten atravesarlos y sufran impactos mortales.
De acuerdo a un estudio de 2014, Estados Unidos registra mil millones de impactos de aves contra superficies translúcidas de vidrio, en especial contra las que recubren edificios, convirtiendo este tipo de accidentes en un factor que eleva en gran medida la vulnerabilidad de las especies aviares, parte fundamental de la biodiversidad.
Este fenómeno, poco estudiado en México, fue retomado este año por el Dr. Romeo Alberto Saldaña Vázquez y estudiantes de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
La metodología del estudio incluyó la observación directa en áreas urbanas con presencia de ventanales y fachadas de vidrio, así como el registro y análisis de incidentes de colisión. Se identificaron factores que aumentan el riesgo, como la cantidad de superficie vidriada sin señalización, la proximidad de vegetación a las ventanas y la colocación de bebederos o comederos cerca de estas superficies.
Cifras preocupantes y soluciones sencillas
Entre los principales hallazgos destacan que en espacios reducidos se pueden registrar hasta 20 colisiones anuales, una cifra preocupante que refleja la dimensión del problema en el contexto mexicano, aunque aún con registros limitados. La investigación advierte que estas estructuras funcionan como «trampas ecológicas» que causan la muerte de muchas aves, perpetuando una problemática que en países como Canadá y Estados Unidos cobra decenas y cientos de millones de víctimas al año.
Para mitigar este impacto, el Dr. Saldaña Vázquez y su equipo recomiendan medidas sencillas pero efectivas, como la colocación de películas con filtros UV, interlaminados o calcomanías visibles en las ventanas, cerrar cortinas cuando no se está en casa y apagar luces durante la noche para evitar atraer a las aves. Además, sugieren registrar los incidentes en aplicaciones como Naturalista, con el fin de identificar especies afectadas y avanzar en estrategias de conservación adaptadas al entorno urbano mexicano. Esta investigación contribuye a visibilizar una amenaza poco estudiada en México y ofrece un camino claro para su mitigación.
FOTOGRAFÍA: UPAEP