Francia reconoce su responsabilidad en la represión de movimientos independentistas en Camerún

Macron reconoce la responsabilidad de Francia en la represión de movimientos independentistas en Camerún, sin ofrecer disculpas ni reparaciones.

París / Yaundé. — El presidente francés, Emmanuel Macron, reconoció por primera vez la responsabilidad de Francia en la represión violenta contra los movimientos independentistas de Camerún durante las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El reconocimiento, plasmado en una carta enviada al presidente camerunés Paul Biya el 30 de julio, llega tras la publicación de las conclusiones de una comisión conjunta franco-camerunesa que documentó los crímenes cometidos entre 1945 y 1971.

En la misiva, divulgada esta semana y citada por The Guardian, Macron afirmó: “Hoy me corresponde asumir el papel y la responsabilidad de Francia en estos acontecimientos”, al tiempo que reconoció que las autoridades coloniales francesas y sus fuerzas militares cometieron represión violenta en varias regiones, incluso después de la independencia de 1960, apoyando las acciones del gobierno camerunés encabezado por Ahmadou Ahidjo, aliado de París. Sin embargo, el presidente francés no ofreció disculpas ni mencionó reparaciones.

Un saldo humano de decenas de miles de víctimas

El informe, presentado en enero de este año, cifra en decenas de miles las víctimas de la represión estatal, incluyendo el asesinato del líder nacionalista Ruben Um Nyobè. El músico camerunés Blick Bassy, codirector de la comisión, señaló que el proceso apenas comienza e implica la localización de fosas comunes, la identificación de cuerpos y el abordaje de disputas territoriales que siguen afectando a comunidades enteras. También planteó la necesidad de un duelo nacional y funerales dignos para quienes murieron por la independencia.

Desde la perspectiva francesa, la divulgación de este pasado busca integrarlo en el currículo escolar, con el objetivo de que la sociedad francesa asuma y comprenda la historia real de su país, marcada por la violencia colonial.

Un ajuste de cuentas incompleto con el pasado colonial

Francia ha evitado durante décadas confrontar abiertamente su legado imperial, que abarcó desde Argelia hasta Benín, pero la presión de una nueva generación de historiadores y activistas, muchos provenientes de excolonias, ha desmontado las narrativas oficiales que minimizaban la brutalidad colonial. Este proceso coincide con el auge del sentimiento antifrancés en África, que ha influido en golpes de Estado contra gobiernos acusados de ser afines a París.

En años recientes, París ha hecho gestos parciales: la devolución de 26 bienes culturales a Benín en 2018, el retorno de una pieza más en mayo pasado, y la disposición —revelada por correspondencia obtenida por The Guardian— a dialogar sobre reparaciones con Níger por la masacre de 1899. Sin embargo, en ninguno de estos casos se ha ofrecido una disculpa formal.

Expertos citados por The Guardian señalan que el debate debe evolucionar de la restitución cultural a una discusión directa sobre deuda histórica y reparación. Como resume Blick Bassy: “África se enfrenta a su historia para reconciliarse consigo misma y abordar su futuro con mayor claridad y confianza”.

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