De cooperante a corresponsal de guerra en Sudán: el testimonio de un Héroe anónimo

La historia de un cooperante que se volvió corresponsal de guerra y refugiado, revelando la vulnerabilidad del mundo actual.

Durante las dos últimas semanas de julio de 2025, la ciudad de Zalingei, en Sudán, se sumergió en el caos. Lo que comenzó como un día rutinario se transformó en una pesadilla. Un estruendo de disparos destrozó la tranquilidad de la tarde. Ibrahim Adam, cooperante de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ONU, estaba en casa con su hija, ayudándola a prepararse para un examen, sin saber que su vida estaba a punto de cambiar.

Tal y como lo recupera una extraordinaria crónica publicada este miércoles 17 de agosto por la agencia noticiosa de las Naciones Unidas, en medio del caos, Ibrahim se negó a rendirse. Aunque su hogar se convirtió en una trinchera improvisada, continuó trabajando. La electricidad era intermitente y el internet casi inexistente, pero se las ingenió para enviar actualizaciones diarias a la OCHA, convirtiéndose en un corresponsal de guerra improvisado.

El viaje de un refugiado que regresó a casa para ayudar

La realidad era insostenible. Después de 39 días de vivir en un infierno, Ibrahim y su familia de 10 personas se arrojaron a una trayectoria de escape que terminó consumiendo 23 días . Cruzaron fronteras sin pasaportes, impulsados por la desesperada necesidad de encontrar refugio. Finalmente, llegaron a Uganda, donde encontraron la estabilidad que tanto anhelaban. Paradójicamente, el trabajador humanitario se había convertido en un refugiado que necesitaba la misma ayuda que él solía dar.

Pero su corazón no podía quedarse quieto. Semanas después, tomó la difícil decisión de regresar a Sudán para ayudar a quienes no pudieron huir. Dejó atrás a su familia, a sabiendas de que su seguridad era primordial. Al volver, encontró su ciudad natal irreconocible: edificios marcados por las balas, calles peligrosas y una sociedad traumatizada. Aunque su propia casa había sido saqueada, Ibrahim la compartió con una familia de médicos que había perdido la suya, reafirmando su compromiso con el prójimo.

La historia de Ibrahim es un crudo recordatorio de que las vidas de las personas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Las zonas «estables» pueden volverse volátiles de la noche a la mañana. En este mundo de crisis, muchos de nosotros estamos a solo un paso de convertirnos en refugiados o desplazados. El testimonio de este héroe anónimo nos exige reflexionar sobre nuestra propia fragilidad y la resiliencia de quienes, como Ibrahim, lo dan todo para ayudar a los demás.

FOTOGRAFÍA DE PORTADA: UNOCHA/ ABRAHAM IBRAHIM

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