Caracas elevó este martes una enérgica protesta ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por lo que considera una “grave amenaza” a la paz regional: el despliegue de fuerzas militares estadounidenses en aguas del Caribe, que incluye al crucero lanzamisiles USS Lake Erie y al submarino de ataque rápido de propulsión nuclear USS Newport News.
La Misión Permanente de Venezuela ante la ONU calificó la maniobra como un “acto de intimidación” contrario a la Carta de las Naciones Unidas, y exigió el cese inmediato de estas operaciones, que —según el comunicado oficial— buscan condicionar la soberanía de los pueblos latinoamericanos.
Uno de los puntos de mayor preocupación de Caracas es la presencia del submarino nuclear, cuyo armamento no ha sido declarado. El gobierno venezolano sostiene que esto constituye una violación de los principios de transparencia y del Tratado de Tlatelolco (1967), que declaró a América Latina y el Caribe como la primera zona densamente poblada libre de armas nucleares.

El canciller venezolano, Yván Gil, se reunió en Caracas con Gianluca Rampolla, coordinador residente de la ONU en el país, para transmitir la inquietud del gobierno ante lo que describió como una “escalada hostil” de Washington. En el encuentro, Gil solicitó que el secretario general António Guterres intervenga para “restablecer la sensatez” y garantizar el respeto a la soberanía y la paz regional.
Venezuela instó también al Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (OPANAL) a convocar consultas urgentes, y llamó a los Estados miembros de la ONU a respaldar la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, adoptada por la CELAC en 2014. Señaló la misión diplomática:
“Caracas reafirma su compromiso con un mundo libre de armas nucleares y recuerda que es Estado Parte del Tratado de No Proliferación Nuclear y del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares”.

Hasta el momento, Washington no ha respondido de manera oficial a la denuncia. Sin embargo, fuentes diplomáticas consultadas por agencias internacionales señalan que el Pentágono considera estas maniobras como parte de “operaciones rutinarias” en la región.
Con el cruce de acusaciones en aumento, la tensión entre Venezuela y Estados Unidos suma un nuevo capítulo, esta vez con un elemento altamente sensible: el riesgo de nuclearización en una región que desde hace más de medio siglo se comprometió a mantener sus aguas y territorios libres de este tipo de armamento.
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