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Prometer, prometer…

El año era 1992, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari su cuñado, Guillermo de Jesús Occelli inició un proyecto inmobiliario entre los predios llamados Quinta Piedra y Sexta Piedra. Nombres que nos refiere inmediatamente a su carácter comunal, pues nos recuerda las mojoneras que diferencian los campos y las costumbres de nombrarlas, al menos en el estado de Morelos.

Sin autorización de ningún tipo, se inició la construcción del fraccionamiento que recibió el mismo nombre del predio, La Quinta Piedra, un conjunto residencial de lujo formado por 24 condominios horizontales, casa club, canchas de tenis y lago artificial, ubicado sobre el kilómetro 10 de la carretera intermunicipal Tepoztlán-Yautepec. Los 98,000 metros cuadrados con que contaba el fraccionamiento formaban parte, desde 1929, de la superficie decretada como zona comunal del municipio por el presidente Emilio Portes Gil, además de encontrarse dentro de una zona ecológica protegida por dos decretos presidenciales.

De alguna manera poco clara, el predio fue adquirido por Occelli Gonzales en dos millones de viejos pesos en el mes de febrero de 1983, mediante escritura pública en la que le vendía Trinidad Vidal García, bajo el número 2832, otorgada para sorpresa de nadie ante la notaría número dos de Cuernavaca, notaría del célebre Hugo Salgado Castañeda.

Y surgen preguntas, como un experto en derecho como lo es el citado notario, doctor en derecho, exfuncionario público y catedrático de las materias de Contratos y Derecho Notarial en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos autorizó la compraventa de un predio fuera de comercio. Cosas videres, Sancho.

Finalmente, en el año de 2004 cuando recuperaron la totalidad de los predios ilegalmente adquiridos por el entonces cuñado del presidente, aunque la restitución formal no fue sino hasta 20 años después, apenas en este 2024 les entregaron el último pedazo de tierra.

Por qué hablamos de esto tantos años después, pues porque volvió a la palestra el tema de los terrenos de Tepoztlán por ser objeto de compraventas ilegales y signo de corrupción.

Noroña ha adquirido una casa en el Valle de Atongo, “Atongo Beach” como coloquialmente le dicen los lugareños más jóvenes, sitio que es parte integrante de la comunidad de Tepoztlán y que no se ha desincorporado, de hecho, la asamblea ha negado de forma sistemática a la desincorporación de sus tierras.

Ahora bien, al caso de Noroña es escandaloso y debería de preocuparnos por varias razones, la primera porque, aunque él ha señalado de manera consuetudinaria que no es austero y que si en un momento lo fue esto era debido a que era pobre, la realidad es que milita en un partido cuya bandera es precisamente la honesta medianía de sus integrantes, Andrés Manuel López Obrador siempre ponía como ejemplo al presidente Juárez, quien a pesar de ser rico para la época no lo hacía ostentoso.

Luego, su manera de vivir y de ser no es consistente con el partido que en que milita y eso es un problema de congruencia terrible. Quizá si quiere seguir en la coalición gobernante le convendría regresar al del trabajo, partido de carácter inequívocamente vertical o mejor aún, el partido verde, uno que no se espanta ante los intentos de su dirigente por ser escandalosamente rico y todo pasa y queda en familia. 

Ahora, siempre he dicho que el problema no es para arriba sino para abajo, el problema no es que haya gente que compre casas de 12 millones de pesos, sino que haya gente que no pueda comprar una vivienda de ningún precio, y ahí es donde escose el actuar de Noroña, vendió una imagen de político audaz y comprometido con la lucha social hasta que se volvió de ese uno por ciento más rico, con ingresos que superan el medio millón de pesos mensuales según su propia declaración ahora le toca a él hacer el vulgar ejemplo de riqueza, como diría una abogada de mi ciudad después de perder todas las convocatorias para ser miembro de algún comité u organismo descentralizado “ya me toca”. A Noroña ya le tocaba según él.

Es escandaloso porque de igual manera revela que su adquisición es contraria al derecho, Todos los notarios, los pobladores, los vecinos, los visitantes saben perfectamente que Tepoztlán, la totalidad del municipio es comunal y una pequeñísima parte ejidal, esto significa que no se puede vender, Atongo en especial ha sido objeto de una constante andanada de intentos para privatizarlo por tener vistas espectaculares y ser el lugar preferido para hoteles boutique y casas de alto precio, y justamente ahí dice el Senador que adquirió mediante un contrato hipotecario, circunstancia bastante oscura.

El senador apoya conscientemente y de manera real hechos de corrupción al adquirir ilegalmente predios que no se encuentran en el comercio, con qué cara le disputa a otro su corrupción si algo está podrido en él, con qué cara puede decirnos en algún medio de comunicación que defiende al pueblo si acepta actos oscuros contra sus intereses, con qué cara pues, sigue diciéndonos que él si es honesto.

Finalmente, mezquino pues ni el predial quiere pagar, “hágase la revolución en la casa de mi compadre” pero teniendo los ingresos que indica, no puede pagar un predial como todos nosotros, pensamos que era espectáculo su berrinche por el iva del Boing, una forma de hacer notar su esfuerzo, pero no, era él exponiéndose en todo su esplendor, era su bajeza y mezquindad en pleno disfrazada de lucha política.

Pueden decirme que me estoy subiendo a la desgracia ajena pero no, tenemos como dije en una intervención anterior que poner nuestra raya y señalar hasta donde, como integrantes o simpatizantes de la 4T podemos y debemos llegar y esto ha llegado más allá de mi raya. No sé si algún lector concuerde conmigo, pero si también llegó a su línea es hora de manifestarlo.

Pero está peleando contra el pueblo que derrotó a un campo de golf y 500 millones de dólares, a el cuñado de un presidente, a su propio gobierno y ha ganado.

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