Durante la instalación del Congreso General y la entrega del Primer Informe de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, el líder nacional del PRI, Alejandro «Alito» Moreno, generó una fuerte confrontación con legisladores de Morena al acusarlos de mantener vínculos con el crimen organizado.
Desde la tribuna, Moreno Cárdenas lanzó severas críticas al oficialismo, al que responsabilizó de presuntamente implementar un modelo de «terrorismo de Estado». Para el priista, el gobierno actual representa una amenaza no solo para México, sino para la estabilidad de toda la región. A su juicio, la democracia se encuentra bajo ataque, y afirmó que la oposición no se dejará intimidar ni silenciar.
El discurso de «Alito» provocó reacciones inmediatas en el Pleno. Diputados y senadores de Morena interrumpieron con gritos y consignas que pedían su desafuero, además de acusaciones verbales en su contra. El ambiente en el recinto legislativo se tornó tenso, con intercambios directos, pancartas y abucheos.
Moreno también criticó la propuesta de reforma al Poder Judicial impulsada por el Ejecutivo federal, la cual plantea elegir jueces y magistrados mediante voto popular. Para el dirigente priista, esta iniciativa abre la puerta a la manipulación de la justicia con fines políticos, al colocar a los tribunales bajo el control del partido en el poder.
En ese mismo tono, anticipó el voto en contra del PRI a la futura reforma electoral promovida por el gobierno. Según explicó, dicha reforma busca eliminar la competencia política y consolidar el dominio de Morena a través de las urnas, lo que calificó como un intento por instaurar una dictadura electoral.
Por su parte, la senadora Alejandra Barrales, de Movimiento Ciudadano, también tomó la palabra para lanzar críticas contra Morena. Hizo referencia a la violencia en Sinaloa y al apodo “La Barredora” como símbolo del colapso de la seguridad en la entidad. Para ella, el oficialismo representa un viejo régimen maquillado de transformación, que predica la austeridad mientras ejerce el poder con excesos.
La sesión terminó con protestas cruzadas y una evidente división entre bloques parlamentarios. Sin embargo, las tensiones no quedaron ahí.
En el seno del propio Morena, el senador Gerardo Fernández Noroña arremetió públicamente contra Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Cámara de Diputados, por haber otorgado el uso de la palabra a Alejandro Moreno en lo que calificó como una acción parcial y débil.
A través de transmisiones en vivo y publicaciones en redes sociales, Noroña expresó su molestia por no haber sido escuchado, y cuestionó la conducción de la sesión. Según explicó, la permisividad hacia “Alito” permitió que se lanzaran ataques sin posibilidad de réplica, lo que en su opinión sentó un peligroso precedente.
El senador también señaló que el PRI había interrumpido previamente la participación de otros legisladores mediante ruidos de megáfonos y pancartas, lo que paralizó momentáneamente la sesión. Noroña calificó estos actos como provocaciones, y sostuvo que se trataba de una estrategia para boicotear el desarrollo del Congreso.
En defensa de su actuación, Gutiérrez Luna argumentó que su decisión fue una respuesta a una situación atípica, y que buscaba preservar el diálogo y la estabilidad de la sesión. No obstante, sus explicaciones no lograron calmar los reclamos de su compañero de partido.
El desencuentro dentro de Morena evidenció una fractura interna en la forma de afrontar los embates de la oposición, mientras el PRI aprovechó el momento para posicionarse como una voz desafiante frente al gobierno.
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