La cifra de víctimas mortales en Afganistán superó las 2,200 personas tras la serie de terremotos que golpearon la provincia de Kunar y zonas montañosas del sureste del país. Las autoridades del Talibán confirmaron que el número de fallecidos aumentó respecto a los 1,400 reportados inicialmente.
El portavoz del Talibán, Hamdullah Fitrat, informó que se han instalado carpas y se distribuyen víveres y suministros básicos a las comunidades afectadas. Sin embargo, la precariedad de la infraestructura y la compleja geografía dificultan las labores de rescate y asistencia humanitaria.
Un tercer sismo de magnitud 6.2 sacudió nuevamente la región este jueves, provocando pánico entre la población. “Todos corrían hacia afuera temiendo por sus vidas”, relató el periodista Ali Hashem desde la provincia de Kunar.
El terremoto del domingo, con epicentro a apenas ocho kilómetros de profundidad, se convirtió en uno de los más mortíferos de los últimos años. Más de 3,600 personas resultaron heridas tras ese primer temblor y un segundo de magnitud 5.5 ocurrido el martes.
“Lo que estamos viendo en el terreno es devastación total, una verdadera catástrofe. Tenemos casas reducidas a escombros”, señaló John Aylieff, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Afganistán.
La mayoría de las víctimas se concentra en Kunar, donde las viviendas de madera y adobe no resistieron los sismos. El difícil acceso a estas comunidades, enclavadas en valles estrechos y montañas, ha limitado la llegada de rescatistas y la ayuda internacional.
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