Miles de personas salieron este sábado a las calles de la capital estadounidense para protestar contra las redadas migratorias, el acoso a personas en situación de calle y la militarización de Washington D.C. impulsada por la administración de Donald Trump.
La movilización coincidió con la conmemoración del Labour Day y fue convocada por organizaciones de derechos humanos, sindicatos y colectivos migrantes. En pancartas y consignas, los manifestantes denunciaron la “criminalización de la pobreza” y la imposición de un “modelo autoritario” que, aseguran, limita libertades y golpea a los sectores más vulnerables.
La protesta ocurre tras la decisión del presidente Trump de asumir el control de la Policía Metropolitana e instalar en la ciudad a unos 800 elementos de la Guardia Nacional y cientos de agentes federales. El gobierno republicano justifica la medida como respuesta a una supuesta “ola criminal”, con más de 600 arrestos realizados en las últimas semanas, entre ellos detenciones de migrantes indocumentados.
Sin embargo, las autoridades locales sostienen que los delitos violentos se han reducido un 26 % en el primer semestre de 2025 en comparación con el año anterior. La alcaldesa Muriel Bowser acusó al Ejecutivo federal de invadir la autonomía de la capital y presentó una demanda contra la Casa Blanca.
“Washington vive hoy su nivel más bajo de criminalidad en tres décadas”, subrayó Bowser, quien advirtió que la ciudad no renunciará a su autogobierno frente a lo que calificó de “embestida autoritaria”.
De acuerdo con una encuesta del Washington Post y la Universidad George Mason, ocho de cada diez residentes rechazan la intervención federal en la seguridad local. Pese a ello, Trump ha reiterado que replicará el modelo en ciudades como Chicago, Baltimore o Nueva Orleans, gobernadas mayoritariamente por demócratas.
Los organizadores de la movilización denunciaron que “miles han sido acosados o detenidos simplemente por vivir su vida diaria”, en referencia a migrantes, trabajadores y personas sin techo que —afirman— han sido blanco de las patrullas federales.
La tensión entre el gobierno federal y las autoridades de Washington D.C. se agudiza mientras la Casa Blanca insiste en mantener el despliegue militar como símbolo de su cruzada contra la criminalidad.
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