En un intento por posicionarse como voz opositora, el exalcalde de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, arremetió contra el control que mantiene Morena sobre los tres poderes de la nación. Sin embargo, su discurso contrasta con su propio historial como funcionario, donde la apertura a la crítica y la construcción de contrapesos no fueron precisamente su bandera.
Rivera advirtió sobre los riesgos de que un solo partido controle el Ejecutivo, el Legislativo y ahora el Poder Judicial. Pese a ello, no reconoció que durante su administración también hubo señalamientos por falta de transparencia y resistencia al escrutinio, especialmente de sectores sociales y medios de comunicación a los que ahora llama a “hacer contrapeso”.
Aunque el panista aseguró que durante su gestión sí existió oposición, lo cierto es que las voces críticas fueron frecuentemente desestimadas o ignoradas, y pocas veces hubo una verdadera disposición al diálogo con actores sociales distintos a su círculo político.
Además, Rivera propuso que la oposición no solo venga de los partidos políticos, sino también de la ciudadanía, la academia, empresarios y la prensa, sectores que, paradójicamente, enfrentaron barreras para participar o ser escuchados durante su paso por la alcaldía.
«En este país urgen equilibrios, urgen contrapesos. El poder cuando se concentra tanto en una sola persona o un solo partido político, cualquiera que sea este no es bueno (…) ya se chingaron al Poder Judicial, ya tienen los tres poderes y ahora viene una reforma electoral que hay que estar muy pendiente»
En cuanto a su partido, anunció que el PAN llevará a cabo una reforma estatutaria para analizar posibles nuevas alianzas, incluyendo a Movimiento Ciudadano, e incluso cuestionó la continuidad del bloque con el PRI. No obstante, estos movimientos parecen más tácticos que estratégicos, ante la necesidad del PAN de reinventarse luego de resultados poco favorables en los últimos procesos electorales.
Rivera también manifestó su preocupación por una eventual reforma electoral promovida por Morena, pero no ofreció propuestas claras para enfrentarla, limitándose a emitir advertencias generales sin sustento técnico o político.
En suma, su llamado a los contrapesos y a la defensa de la democracia resulta contradictorio frente a su historial político, dejando dudas sobre si su mensaje nace de una convicción democrática o de una estrategia para reposicionarse en el escenario político.
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