Ricardo Salinas Pliego, empresario y propietario de Grupo Salinas, reapareció en escena política durante la noche del Grito de Independencia, lanzando un duro mensaje contra el actual Gobierno federal. Desde sus redes sociales, y acompañado de su esposa María Laura Medina, el empresario difundió un video en el que organizó su propia ceremonia patriótica, justo antes de que la Presidenta Claudia Sheinbaum encabezara la tradicional conmemoración desde Palacio Nacional.
En su mensaje, Salinas denunció lo que considera una administración criminal y corrupta, y convocó a la ciudadanía a sumarse a un nuevo frente opositor que ha bautizado como el Movimiento Anticrimen y Anticorrupción (MAAC). Este llamado se enmarca en el creciente conflicto entre el magnate y el Gobierno, contexto agravado por una disputa legal con el SAT por un adeudo superior a los 74 mil millones de pesos en impuestos.
Durante su aparición, Salinas apeló a valores tradicionales como la vida, la propiedad y la libertad. Desde un escenario decorado con símbolos patrios y religiosos, acusó a la actual administración de proteger a grupos criminales y de promover una ideología que comparó con regímenes autoritarios y comunistas.
El empresario advirtió que México se encuentra en una situación crítica, con líderes a los que calificó como peligrosos para la estabilidad del país. En ese sentido, su propuesta busca construir lo que llamó una “resistencia cultural” frente a un sistema que, según su visión, concentra el poder político y suprime la diversidad ideológica.
El MAAC, presentado días atrás en las instalaciones de TV Azteca, pretende reunir a ciudadanos, periodistas y figuras públicas que compartan una visión crítica del rumbo actual del país. En el evento de lanzamiento estuvieron presentes personalidades como Sergio Sarmiento, Javier Alatorre, María Amparo Casar y Benjamín Salinas Sada, quienes respaldaron la iniciativa del empresario.
Salinas también anunció que se pondrá en marcha una página web para permitir la afiliación al movimiento y pidió a sus seguidores convertirse en replicadores activos del mensaje. La estrategia apuesta por una movilización social basada en la comunicación digital y el liderazgo ciudadano.
El mensaje culminó con un enérgico «¡Viva México!» repetido por el empresario y su esposa, en una clara intención de contrastar su discurso con el de la mandataria nacional. Mientras en el Zócalo capitalino se celebraba la ceremonia oficial, Salinas se posicionaba, simbólicamente, como una voz disidente frente al poder presidencial.
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