En un hecho que marca un punto de inflexión en la diplomacia europea, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció este lunes en la sede de la ONU el reconocimiento oficial del Estado de Palestina. La declaración se produjo durante la apertura de la «conferencia internacional por la solución de los dos Estados», lo que desató una ovación en la Asamblea General.
“Este reconocimiento es para afirmar que el pueblo palestino es un pueblo que nunca dice adiós a nada, como Mahmud Darwish, un pueblo con raíces históricas y con dignidad”, expresó Macron, al subrayar que el reconocimiento “no quita nada a los derechos del pueblo de Israel”, al que Francia ha apoyado desde su fundación.
El mandatario francés precisó que su país está dispuesto a abrir una embajada en Palestina, aunque la condicionó a la liberación de los rehenes que Hamás mantiene en su poder. “Este reconocimiento es también una derrota para Hamás y para quienes buscan destruir el Estado de Israel”, agregó.
Un paso con peso internacional
El reconocimiento de Palestina por parte de Francia reviste una importancia estratégica: el país alberga la mayor comunidad judía de Europa, es aliado histórico de Israel y ocupa un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, con derecho de veto.
Además, Macron adelantó que en las próximas horas otros cinco países europeos —Bélgica, Malta, Luxemburgo, Andorra y San Marino— seguirán el mismo camino, elevando a 157 el número de naciones que reconocen a Palestina como Estado miembro de la comunidad internacional.
No obstante, potencias como Estados Unidos, Alemania, Japón y Países Bajos mantienen su negativa, argumentando que el reconocimiento debe hacerse de forma consensuada con Israel.
Apoyo simbólico en los municipios
El anuncio ha coincidido con actos de respaldo en distintas ciudades francesas, donde alcaldías como las de Nantes y Saint-Denis izaron la bandera palestina en sus edificios. “Nantes acompaña esta decisión histórica izando la bandera palestina”, escribió la alcaldesa Johanna Rolland en su cuenta de X.
El gesto ha generado tensiones en el gobierno interino. El ministro del Interior, Bruno Retailleau (LR), había ordenado a los prefectos recurrir a la justicia para impedir estas expresiones, alegando que las autoridades locales no deben interferir en la política exterior. Sin embargo, los tribunales no prevén sanciones para los alcaldes que han realizado el acto simbólico.
Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista, respondió a las críticas asegurando que “no es la bandera de Hamás”, sino la de un pueblo que exige libertad y autodeterminación, y pidió la dimisión de Retailleau si no comparte la línea del Gobierno.
El Elíseo ha evitado pronunciarse sobre la polémica, concentrando el mensaje oficial en lo que Macron ha calificado como una “decisión histórica para la paz en Medio Oriente”.
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