El exdirector del FBI, James Comey, fue formalmente acusado por un gran jurado federal en Estados Unidos por los delitos de declaraciones falsas y obstrucción a la justicia. Esta acción representa un nuevo episodio en la prolongada confrontación entre Comey y el presidente Donald Trump, quien actualmente se encuentra en su segundo mandato. La acusación fue anunciada el jueves 25 de septiembre por el Departamento de Justicia.
Comey, quien lideró el FBI entre 2013 y 2017, podría enfrentar hasta cinco años de prisión si se le encuentra culpable de los cargos. La imputación surge luego de meses de especulación sobre si se procesaría a un exfuncionario de alto rango que tuvo un papel clave en la investigación de la interferencia rusa en las elecciones de 2016.
Recordemos que Comey fue destituido en mayo de 2017, poco después de confirmar públicamente que Trump estaba bajo investigación por posibles vínculos con Rusia. Su salida derivó en el nombramiento de Robert Mueller como fiscal especial, quien documentó múltiples contactos entre la campaña de Trump y funcionarios rusos, aunque sin encontrar pruebas suficientes para acusar al entonces presidente de conspiración criminal. Desde entonces, Comey se convirtió en un crítico abierto de Trump, señalando que no tenía la capacidad moral para el cargo, mientras que Trump ha acusado a Comey de filtrar información y de liderar una “caza de brujas” para deslegitimar su victoria electoral.
La acusación se basa en el testimonio de Comey ante el Comité Judicial del Senado en septiembre de 2020. Según la fiscalía, Comey habría mentido al negar que autorizó la filtración de información sensible a la prensa durante la investigación sobre Rusia, y también se le acusa de haber intentado obstaculizar un proceso legislativo al ocultar detalles relevantes.
El anuncio de la imputación se dio tras semanas de presiones crecientes del presidente Trump hacia la fiscal general Pam Bondi, quien fue instada a acelerar procesos contra exfuncionarios percibidos como opositores. Bondi subrayó que la acusación refleja un compromiso firme del Departamento de Justicia para castigar a quienes abusan de su poder. Trump celebró públicamente la noticia y calificó a Comey con duras palabras, asegurando que este caso es solo el inicio de un esfuerzo para restaurar la credibilidad judicial.
El proceso no ha estado exento de controversia. El fiscal principal en Virginia, Erik Siebert, renunció señalando dudas sobre la fortaleza del caso, lo que provocó la molestia de Trump. Asimismo, la número dos de la oficina también manifestó reservas. Sin embargo, la nueva fiscal federal, Lindsey Halligan, exabogada de Trump, impulsó la acusación antes de que prescribiera el plazo legal.
Esta situación ha generado un debate sobre la independencia del Departamento de Justicia frente a la Casa Blanca, dado que algunos fiscales consideraron insuficientes las pruebas para proceder.
En el Congreso, la imputación ha generado reacciones divididas. Legisladores demócratas advirtieron que podría tratarse de un uso político del sistema judicial, mientras que aliados de Trump vieron el proceso como una victoria que demuestra que nadie está por encima de la ley, especialmente quienes abusan del poder.
En respuesta, Comey publicó un video donde manifestó estar dolido por la acusación, pero mostró confianza en la justicia y afirmó su inocencia, pidiendo mantener la fe en el proceso judicial. Se espera que se entregue voluntariamente a las autoridades próximamente. Su defensa planea llevar una estrategia firme para demostrar su inocencia.
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