En una acción inesperada pero contundente, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva comprometiéndose a defender a Qatar, un movimiento interpretado como una respuesta directa al reciente ataque israelí contra figuras de Hamas en suelo catarí.
El anuncio, publicado en el portal oficial de la Casa Blanca, coincidió con la visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a Washington, y busca restablecer la confianza de Doha en su relación con Estados Unidos, especialmente tras el operativo israelí que dejó seis muertos, entre ellos un oficial catarí.
La orden ejecutiva establece que Estados Unidos considerará cualquier agresión contra Qatar como una amenaza directa a su propia seguridad, lo que implica posibles respuestas diplomáticas, económicas e incluso militares. Este lenguaje recuerda el compromiso de defensa mutua en tratados más formales, aunque la naturaleza legal del documento no tiene el mismo peso que un tratado aprobado por el Senado estadounidense, por lo que su efectividad sigue siendo incierta.
Durante su estancia en la Casa Blanca, Netanyahu sostuvo una llamada con el primer ministro de Qatar, facilitada por Trump. En dicha conversación, el líder israelí expresó su arrepentimiento por el ataque aéreo que violó la soberanía de Qatar, reconociendo el impacto negativo sobre los esfuerzos de mediación en Gaza.
Funcionarios estadounidenses indicaron que Trump estaba molesto por el proceder unilateral de Israel, y lo calificó como una acción irresponsable que comprometía la estabilidad regional. La tensión llevó al mandatario estadounidense a presionar por una llamada directa entre los líderes de Israel y Qatar, buscando reducir el distanciamiento de Doha en el proceso de negociaciones por el alto al fuego.
Las fotografías divulgadas por la Casa Blanca capturaron una escena inusual: Netanyahu, cabizbajo, leyendo lo que parece ser una declaración escrita, mientras Trump sostiene el teléfono en su regazo con una expresión severa. La imagen fue interpretada como una señal del dominio diplomático de Washington en el episodio, y como un intento de proyectar control en una situación compleja.
El conflicto se enmarca en una creciente incertidumbre geopolítica. Qatar ha sido históricamente un socio militar clave para Estados Unidos, albergando el Mando Central en su base aérea de Al Udeid. Su papel como mediador en Gaza, junto con Egipto, lo convierte en un actor estratégico que Washington no puede permitirse perder.
Mientras tanto, Arabia Saudita ha respondido al ataque israelí firmando un pacto de defensa con Pakistán, lo que podría implicar su protección bajo el paraguas nuclear de Islamabad. Esta acción podría generar una cadena de reacciones similares por parte de otros países del Golfo, preocupados tanto por Israel como por Irán.
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