Claudio X. González relanza su agenda política disfrazada de ‘Reforma Electoral Ciudadana’

El activismo “ciudadano” vuelve a reciclar las viejas estrategias de campaña

El empresario Claudio X. González, conocido por haber orquestado alianzas entre el PRI, PAN y PRD, reaparece en la arena pública con un nuevo proyecto de Reforma Electoral, bajo el discurso de una propuesta “ciudadana” que, sin embargo, vuelve a mostrar los viejos vínculos con los partidos de oposición.

Acompañado por Ana Lucía Medina Galindo, activista y expanista, González anunció el inicio de una campaña para recolectar más de 130 mil firmas con el fin de presentar una iniciativa electoral ante el Congreso en 2026. Aunque insisten en que la propuesta no es partidista, dejan abierta la puerta para que los mismos partidos con los que han trabajado desde 2020 terminen respaldando el proyecto.

El “ciudadanismo” de Claudio X: entre la narrativa y la conveniencia política

Durante la presentación, se intentó posicionar nuevamente a la llamada Marea Rosa como un movimiento independiente, pese a que su surgimiento, despliegue y acciones han estado claramente alineadas con intereses partidistas, principalmente del PAN. En campañas anteriores, este grupo respaldó directamente a figuras como Xóchitl Gálvez, candidata presidencial impulsada por la alianza opositora.

Claudio X. insiste en construir una imagen de activismo civil, pero su historial revela una estrategia de constante colaboración con los partidos tradicionales de derecha. Su nuevo intento por presentar una reforma electoral “ciudadana” repite la narrativa de independencia mientras opera desde estructuras claramente políticas.

Cinco propuestas, muchas contradicciones

El plan de reforma contiene cinco puntos clave, los cuales en el papel podrían parecer avances, pero resultan contradictorios al considerar que provienen de los mismos actores que antes se beneficiaron de las prácticas que ahora dicen combatir:

  1. Regular el chapulineo de legisladores, pese a que las alianzas promovidas por González han tolerado esa práctica en múltiples casos.
  2. Evitar la sobrerrepresentación, una crítica que ahora toma fuerza solo porque la alianza oficialista resultó beneficiada, aunque el PRI y PAN usaron esta estrategia durante años sin objeción alguna.
  3. Blindar el presupuesto del INE y OPLES, en oposición al recorte propuesto por el actual gobierno, aunque sin aclarar cómo se garantizaría el uso eficiente de esos recursos.
  4. Modificar el financiamiento de partidos, planteando una fórmula supuestamente más equitativa, pero que beneficiaría a partidos con baja votación que aún conservan estructuras formales, como el PRI.
  5. Prevenir la intervención del crimen organizado y el uso electoral de programas sociales, sin asumir la responsabilidad de que algunos actores de la oposición también han sido señalados en estos temas.

Repetir estrategias: del «INE no se toca» a «Salvar la Democracia»

El discurso de Claudio X. ha transitado de “El INE no se toca” a “Salvar la Democracia”, slogans que apelan al miedo y la polarización, pero que evitan autocríticas sobre la falta de credibilidad y resultados de la alianza opositora que él mismo impulsó.

González adelantó que podrían volver a convocar marchas, lo que sugiere que el proyecto tiene más tintes de presión mediática y política que de genuina reforma ciudadana. Su capacidad de movilización, sin embargo, ha ido perdiendo fuerza desde el fracaso electoral de 2024 y la caída de su candidata.

Un nuevo intento por reciclar a la oposición

Aunque se presenta como una iniciativa ciudadana, el trasfondo de esta reforma electoral parece más orientado a mantener vigentes las estructuras partidistas tradicionales, adaptándolas a un nuevo contexto tras su derrota en las urnas.

El regreso de Claudio X. a la escena pública no representa un nuevo movimiento, sino una repetición de fórmulas políticas desgastadas, ahora maquilladas de participación ciudadana.

Foto: Redes

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