Atlixco atraviesa una preocupante situación en materia de seguridad, especialmente en lo que respecta a los robos a establecimientos comerciales, que en su mayoría se cometen con uso de violencia contra los propietarios o empleados.
Según datos recientes de la Fiscalía General del Estado (FGE), entre enero y septiembre de 2025 se han registrado 69 robos a negocios en este municipio. Lo alarmante no es solo la cifra, sino que en más del 60% de los casos las víctimas también sufrieron agresiones físicas por parte de los delincuentes.
Las estadísticas revelan que 42 de las víctimas denunciaron haber sido golpeadas, amenazadas o sometidas violentamente mientras eran despojadas de sus pertenencias. Esta situación refleja un patrón delictivo donde el robo va acompañado de intimidación o uso de la fuerza, lo que incrementa la sensación de inseguridad entre comerciantes y trabajadores.
Los meses de enero y marzo encabezaron la lista de mayor incidencia, con 15 y 12 casos respectivamente. A lo largo del año, la frecuencia de estos delitos ha mantenido una presencia constante, lo que indica que la violencia contra el sector comercial no ha dado tregua.
La alcaldesa Ariadna Ayala Camarillo ha sido señalada por diversos sectores que exigen acciones más contundentes para frenar esta ola de violencia, sin embargo, hasta ahora no se ha informado de estrategias específicas que respondan directamente a este fenómeno creciente.
Además de los robos a negocios, otros delitos cometidos con violencia también preocupan. Entre enero y septiembre, 65 personas fueron víctimas de asalto en la vía pública, y en el 64% de los casos los agresores usaron la fuerza. En cuanto a robos de vehículos, se documentaron 256 denuncias, y en 47 de ellas hubo agresión a los conductores o propietarios.
Un caso particular es el de los transportistas, quienes reportaron siete robos, de los cuales seis fueron violentos. Esto refuerza la tendencia de que, en Atlixco, la violencia ha dejado de ser un componente ocasional para convertirse en un elemento recurrente en distintos tipos de delito.
El panorama plantea un reto urgente para las autoridades locales y estatales, que deben atender no solo el número de delitos, sino también la creciente agresividad con la que estos se ejecutan, afectando tanto a la economía local como a la seguridad ciudadana.
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