Hamás denunció este lunes que los palestinos liberados por Israel bajo el acuerdo de alto el fuego han sufrido “las más horrendas torturas psicológicas y físicas”, y urgió a las organizaciones humanitarias y de derechos humanos a investigar y perseguir a los responsables ante tribunales internacionales.
Según un comunicado del Movimiento de Resistencia Islámica, los propios prisioneros relataron haber sido sometidos durante “dos años completos” a prácticas que describieron como “las peores formas de tortura”, y que constituyen —en palabras del grupo— “las formas más crueles de sadismo y fascismo en la era moderna”. Hamás subrayó además que, en contraste, la “resistencia” habría tratado a los prisioneros enemigos conforme a sus “valores islámicos y nacionales”.
En una entrevista, uno de los liberados calificó las cárceles israelíes como “prisiones de injusticia” y aseguró que la mayoría de los detenidos eran torturados “más de una vez al día”. Relató heridas causadas por disparos con balas recubiertas de caucho —que según dijo le provocaron “heridas profundas en la zona íntima y en la espalda”— y denunció el uso de descargas eléctricas. “Nos detuvieron en un matadero”, afirmó en la entrevista.

El director general del Hospital Al Shifa, Mohamad abú Salmiya, declaró que los prisioneros llegaron al centro “con signos de tortura” e incluso con “extremidades amputadas”. Según el portal Filastín —vinculado a Hamás— Abú Salmiya señaló que muchos liberados estaban exhaustos y con heridas no atendidas durante su detención, y aprovechó para reclamar “convoyes ininterrumpidos de suministros médicos”, advirtiendo que pacientes con cáncer y enfermedades cardíacas no han recibido tratamiento durante meses.
Testimonios individuales recogidos en el comunicado y en medios afines relatan además que los maltratos se intensificaron en las horas previas a la liberación. Mahmud abú Salá, detenido en julio cerca del Hospital Nasser en Jan Yunis, afirmó que los carceleros los mantuvieron atados desde las 3:00 de la madrugada hasta su liberación y que hubo amenazas contra sus familias.
Hamás celebró asimismo la alegría de las familias de los liberados en Gaza y Cisjordania como “una expresión de la fuerza y resistencia de nuestro pueblo” y calificó el acuerdo de alto el fuego como “un logro histórico sellado con sangre y sacrificios”, que —dijo— constituye “un paso más en el camino de la liberación total”. En su comunicado el movimiento señaló que la liberación de los aproximadamente 10.000 presos que, según Hamás, continúan en cárceles israelíes “seguirá siendo una prioridad nacional de la resistencia”.
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