Miles de jóvenes y colectivos sociales en Perú salieron a las calles este miércoles para exigir la renuncia del presidente interino José Jerí y la disolución del Congreso, en un contexto marcado por una crisis de inseguridad y descontento social. Las manifestaciones se extendieron desde Lima hacia diversas regiones del país, uniendo a jóvenes, sindicalistas y familiares de víctimas de la represión de años anteriores.
La protesta fue una respuesta directa al aumento de la violencia y la criminalidad, especialmente a una ola creciente de asesinatos y extorsiones que ha conmocionado al país. En Lima, los enfrentamientos entre manifestantes y la policía dejaron más de 100 heridos y un manifestante muerto por disparo de arma de fuego, mientras las fuerzas de seguridad intentaban controlar la movilización con gases lacrimógenos y uso de la fuerza.
José Jerí asumió la presidencia tras la destitución exprés de Dina Boluarte, pero su llegada no ha calmado la crisis. Su gestión enfrenta serias dudas debido a acusaciones pasadas por violación sexual y corrupción, aunque estas fueron archivadas por falta de pruebas. Además, su estilo de liderazgo, inspirado en el presidente de El Salvador, busca mostrar mano dura con operativos en cárceles, pero ha sido criticado como una estrategia mediática sin resultados efectivos.
Los jóvenes de la denominada Generación Z y otros sectores consideran que Jerí representa la continuidad de un sistema político cuestionado, piden un presidente sin acusaciones que lidere una transición transparente hasta las elecciones previstas para 2026. El rechazo también apunta a un Congreso acusado de aprobar leyes que benefician a la delincuencia y de perpetuar intereses políticos.
El país enfrenta una profunda crisis política e institucional que la ciudadanía busca resolver con protestas, diálogo y una renovación real de sus autoridades.
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