El príncipe Andrés abandona sus títulos reales; continúa negando vínculo con Epstein

La Casa Real evitó pronunciarse abiertamente sobre el caso Andrés

El príncipe Andrés de Reino Unido, envuelto desde hace años en polémicas por sus vínculos con el criminal sexual Jeffrey Epstein, ha anunciado su renuncia oficial a sus títulos y honores reales. Aunque el gesto parece una forma de distanciar a la familia real del escándalo, muchos cuestionan si se trata de una verdadera asunción de responsabilidad o solo una maniobra tardía para proteger la imagen de la monarquía.

El segundo hijo varón de la fallecida reina Isabel II ha comunicado que dejará de utilizar el título de duque de York, entre otros honores, asegurando que su permanencia bajo el foco real “distrae” del trabajo del rey Carlos III. Sin embargo, la decisión llega después de años de negaciones, silencios y estrategias evasivas frente a una de las acusaciones más graves que ha enfrentado un miembro de la familia real en décadas.

Lejos de ofrecer una disculpa pública o asumir algún grado de culpa moral, el príncipe volvió a negar categóricamente cualquier implicación con los crímenes de Epstein, mientras se limitó a justificar su renuncia como una medida para evitar “distracciones”.

Desde 2019, Andrés ya se había apartado de la vida pública, luego de que salieran a la luz detalles de su relación con Epstein, el multimillonario acusado de liderar una red de tráfico sexual de menores. En ese entonces, su decisión fue interpretada como un intento desesperado por contener el daño mediático.

Epstein fue arrestado en 2019 y posteriormente hallado muerto en su celda, lo que impidió que muchas víctimas tuvieran un juicio completo y que nombres vinculados a su red, como el del príncipe Andrés, enfrentaran un verdadero escrutinio judicial. A pesar de la gravedad del caso, la monarquía británica optó por cerrar filas y evitar pronunciamientos contundentes, alimentando la percepción de que la institución protege a sus miembros incluso en circunstancias éticamente reprobables.

Con esta renuncia, la Casa Real intenta pasar la página de un capítulo incómodo. No obstante, quedan en el aire preguntas clave sobre la transparencia y los límites de la impunidad dentro de una monarquía que, aunque simbólica, aún goza de poder e influencia.

Foto: Redes

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