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¿Podrá la tecnología disolver a la propiedad privada?

El miércoles 22 de octubre se realizó el II Congreso Internacional “Plataforma Conceptual para la Transformación global: retos y oportunidades del desarrollo noonómico (Teoría de la Noonomía)”. El evento se llevó a cabo en la Casa de la Aduana Vieja del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”. El conferencista magistral fue el Dr. Seguei Bodrunov, autor del libro Noonomía (Plaza y Valdés, 2024), miembro de la Academia de Ciencias de Rusia y director del Instituto S.Y. Witte para el Nuevo Desarrollo Industrial asentado en San Petersburgo, Rusia.

La tesis principal del libro del Dr. Bodrunov es que, como es de amplio conocimiento, el mundo está viviendo un desarrollo acelerado de la ciencia y la tecnología que está llevando al mundo a fronteras insospechadas. En efecto, la nanotecnología, la inteligencia artificial, la robótica y la bioingeniería están protagonizando en el mundo actual lo que el autor llama el sexto modelo tecnológico y el Nuevo Desarrollo Industrial de Segunda Generación (NSI.2) conocido también como la Industria 4.0. Este desarrollo tecnológico de manera acelerada está ocasionando la prescindencia del trabajo humano manual en el proceso productivo al extremo de que en el futuro todo lo que era economía será hecho a través de un grupo de trabajadores altamente especializados que solamente regularán el trabajo automatizado a través de la robotización y de la inteligencia artificial. En ese momento ya no podrá hablarse de economía sino de “noonomía” es decir producción asentada en el conocimiento.

El planteamiento de Bodrunov fue anticipado desde el último tercio del siglo XIX por Karl Marx en diversos escritos, especialmente en el tomo III de El Capital. Hasta aquí Bodrunov es en gran medida tributario de Marx de la misma manera en su visión de lo que será la noonomía: un momento de la humanidad en el cual se habrá liberado de la esclavitud del trabajo tal como lo conocemos ahora y abrirá paso a una nueva condición humana derivada de un cambio sustancial en cuanto a sus necesidades y deseos. Esto también es muy parecido al comunismo y al “reino de la libertad” que Marx planteó en pasajes aislados de los tres tomos de El Capital, en los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 y muy especialmente en la Crítica al programa de Gotha. Como es sabido, Marx fue especialmente sucinto en su visualización de lo que sería el mundo cuando el capitalismo hubiese desaparecido.

Bodrunov en su libro es más extenso y explícito en ese mundo después del capitalismo, y prefiere llamarlo “noonomía”. Y tiene una gran diferencia con Marx: este veía el tránsito del capitalismo al poscapitalismo a través de una revolución que preveía muy probablemente violenta en la que los dueños de los grandes medios de producción serían expropiados y desaparecerían como clase. Bodrunov se aparta de este escenario e igualmente prevé la desaparición de la propiedad, pero no mediante una revolución sino a través de la evolución que provocará el desarrollo tecnológico. Al desaparecer sustancialmente el trabajo humano, esto traerá como consecuencia la desaparición del valor de la propiedad privada y su consiguiente disolución. Las desigualdades sociales ya no dependerán de la propiedad de la riqueza y del grado en que esta se posea sino del conocimiento que tengan los seres humanos en ese nuevo mundo. En suma, es muy parecido ese futuro al comunismo de Marx solamente que sin necesidad de una revolución. El propio desarrollo tecnológico disolverá a la propiedad privada, a la dependencia del trabajo manual y de buena parte del trabajo intelectual (inteligencia artificial).

El libro de Bodrunov ha generado controversias, buena parte de ellas generada por objetores marxistas. Pero creo que tiene varias virtudes. En primer lugar, Bodrunov se atreve a imaginar un escenario que no es el mundo del capitalismo salvaje que ha pregonado como único mundo posible por el neoliberalismo. Es en ese sentido, una solución a la paradoja, planteada por el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez, que el mundo enfrentó después del derrumbe soviético y la crisis terminal del estado de bienestar: nunca antes el mundo había estado tan necesitado del socialismo y nunca antes había estado tan lejos del mismo.

En segundo lugar, el libro de Bodrunov nos alerta de todas las consecuencias que muy pronto nos alcanzarán del desarrollo tecnológico acelerado que estamos presenciando: la robotización del proceso productivo; la sustitución parcial de la inteligencia humana por la artificial; la creación de órganos para trasplantes; la curación de enfermedades hoy incurables; la prolongación significativa del promedio de vida humana; el surgimiento de avatares para los seres humanos; la reproducción de edificios enteros a través de las “fotocopiadoras” en 3D; la disminución de objetos producidos porque uno sólo de ellos puede satisfacer varias necesidades humanas y muchas innovaciones más.

Puede decirse que Bodrunov esencialmente es optimista con respecto al futuro de la humanidad. El salto a la noonomía será un pasaje de terciopelo y sin violencia. El desplazamiento de la fuerza de trabajo que se provocará se resolverá porque nuevas ocupaciones sustituirán a las que desaparecerán. El impacto ambiental de la producción actual se solucionará con la disminución de productos y el crecimiento de tecnologías limpias y finalmente la humanidad se desembarazará de la propiedad privada sin necesidad de expropiaciones. ¿Será esto posible?

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