Un nuevo derrame de combustible en el río San Marcos, ubicado en la comunidad de Villa Manuel Ávila Camacho —conocida como La Ceiba—, en el municipio de Xicotepec, vuelve a encender las alarmas ambientales y sociales en la región. Se trata del segundo incidente de este tipo en menos de un año, lo que ha despertado preocupación entre habitantes de Puebla y zonas vecinas de Veracruz.
El incidente fue reportado por habitantes la mañana del viernes 20 de junio de 2025, quienes alertaron sobre la presencia de combustible flotando en el cauce del río. El derrame se ha extendido río abajo y ya es perceptible en zonas tan distantes como Poza Rica, lo que revela la gravedad de la contaminación.
Los residentes de La Ceiba recordaron que en junio de 2024 ocurrió un evento similar, atribuido también a la ruptura de un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex). Según relatan, las condiciones actuales del río reflejan el mismo nivel de afectación: agua visiblemente contaminada, fuerte olor a hidrocarburo y restos de combustible acumulados en las orillas del afluente.
El río San Marcos es una fuente vital de agua para actividades agrícolas y para la subsistencia de diversas especies locales, muchas de las cuales se alimentan directa o indirectamente de ese ecosistema. Si bien aún no se ha determinado con precisión la cantidad de fauna afectada, los pobladores ya advierten posibles pérdidas de peces y otras formas de vida acuática.
La comunidad exige que Pemex intervenga de forma inmediata y definitiva para evitar que este tipo de incidentes se conviertan en un patrón. Señalan que los efectos no solo impactan al medio ambiente, sino también al sustento de muchas familias que dependen del río para actividades agrícolas, ganaderas y domésticas.
Protección Civil del estado confirmó que personal especializado ya se encuentra en el sitio realizando labores de mitigación. El área fue acordonada y se lleva a cabo un monitoreo constante del derrame, en coordinación con Pemex, que también desplazó personal técnico para iniciar trabajos de contención.
A pesar de la rápida intervención, el impacto del hidrocarburo ya se expande, lo que genera dudas sobre la capacidad de respuesta preventiva ante fallas recurrentes en la infraestructura de Pemex en la región.
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