El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, reconoció que el país se acerca al límite de su capacidad para imponer nuevas sanciones contra Rusia. Según Rubio, las opciones para aplicar más restricciones se han reducido significativamente tras las medidas recientes contra las principales empresas petroleras rusas, incluyendo Lukoil y Rosneft, que buscaban incrementar la presión sobre Moscú en el conflicto ucraniano.
Rubio explicó que, aunque estas sanciones representan un paso importante, los efectos tardarán en reflejarse plenamente, y destacó que Estados Unidos ya ha aplicado casi todas las restricciones posibles desde su posición. Además, subrayó que los países europeos tienen un papel crucial en enfrentar lo que denominó la ‘flota en la sombra’ rusa, debido a la proximidad geográfica y la oportunidad de actuar directamente en las zonas donde operan estas embarcaciones.
En paralelo, la Unión Europea aprobó recientemente su 19.º paquete de sanciones, que incluye medidas contra bancos rusos, servicios de cambio de criptomonedas y entidades ubicadas en India y China. Estas acciones se suman a las ya implementadas por Estados Unidos y buscan reforzar la presión diplomática sobre Moscú para que avance hacia un acuerdo en el conflicto con Ucrania.
Desde Moscú, el Kremlin ha reiterado que las sanciones no solo afectan a Rusia, sino también a quienes las imponen. El portavoz Dmitri Peskov advirtió que el endurecimiento de las restricciones puede tener consecuencias negativas para los países occidentales y señaló que la vía efectiva para las negociaciones debe basarse en la lógica y el diálogo, no en la presión unilateral.
En este contexto, la estrategia internacional hacia Rusia muestra signos de agotamiento en las herramientas económicas estadounidenses, mientras que Europa asume un rol más directo frente a ciertas operaciones rusas en su cercanía geográfica.
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