En diversas regiones de Puebla persiste una situación que, aunque conocida por autoridades y habitantes, continúa sin resolverse: 55 municipios mantienen asentamientos humanos en zonas susceptibles a inundaciones, deslaves y deslizamientos, donde muchas viviendas están construidas con materiales precarios y carecen de servicios fundamentales que garanticen la seguridad de sus habitantes.
De acuerdo con el Portal de Información Municipal y Regional de Puebla, esta problemática afecta a comunidades ubicadas principalmente en la Sierra Norte y Sierra Nororiental, áreas caracterizadas por su compleja topografía y abundante vegetación, que si bien representan un atractivo natural, también incrementan la exposición a fenómenos geológicos e hidrometeorológicos. Municipios como Pahuatlán, Hueytamalco, Epatlán, Ocotepec, Xicotepec, Jonotla, Teotlalco y Zapotitlán son ejemplo de ello, pues concentran localidades instaladas en laderas inestables o márgenes de ríos que se desbordan con facilidad.
La vulnerabilidad de los habitantes quedó nuevamente en evidencia tras las recientes tormentas que afectaron al estado, eventos que recordaron la fragilidad de estas regiones cuando se enfrentan a lluvias intensas. En varias comunidades, familias completas lo perdieron todo en cuestión de horas, lo que reabrió el debate sobre la necesidad de reubicar viviendas, reforzar infraestructura y agilizar las intervenciones preventivas.
A pesar de este contexto, el portal estatal muestra que solo 12 de los 55 municipios en situación de riesgo cuentan con su Atlas de Riesgo. Aunque estos documentos son herramientas esenciales para orientar decisiones de protección civil y desarrollo urbano, se desconoce la fecha de su última actualización, lo cual limita su utilidad real. Entre los municipios que sí disponen de este instrumento se encuentran Atoyatempan, Tochimilco, Tehuacán, Tecamachalco, Huehuetlán el Grande, Los Reyes de Juárez, Quimixtlán, Pantepec, Coyomeapan, Juan Galindo, Hueytlalpan y Huejotzingo.
Por otra parte, el portal oficial también señala que algunos municipios enfrentan un grado aún mayor de vulnerabilidad, especialmente ante deslaves. Entre los que presentan condiciones más complejas se encuentran Ixcamilpa, Epatlán y Ocotepec, donde las características del terreno, sumadas a la forma en que históricamente se han asentado las comunidades, incrementan el riesgo de que los cerros cedan durante lluvias prolongadas.
Lo más preocupante es que esta realidad persiste a pesar de que los 217 municipios del estado cuentan con instrumentos de planeación territorial y urbana. En teoría, estos documentos deberían orientar el crecimiento ordenado de las localidades y evitar que más familias se establezcan en zonas peligrosas. Sin embargo, en la práctica, muchos de estos planes permanecen sin actualizar o no se cumplen debido a presiones sociales, falta de supervisión o limitaciones presupuestales.
Foto: Agencia Enfoque
