La ciudad de Nueva York logró un acuerdo histórico que obliga a Starbucks a pagar más de 35.5 millones de dólares en restitución a más de 15 mil trabajadores afectados por recortes de horas, cambios de turno sin aviso y otras prácticas que violaban la Ley de Semana Laboral Justa. A eso se suman 3.4 millones de dólares adicionales en multas, lo que convierte este caso en la mayor sanción laboral impuesta en la historia reciente de la ciudad.
La investigación, realizada por el Departamento de Protección al Consumidor y al Trabajador, reveló un patrón de abusos sostenidos durante varios años. La empresa acumuló más de medio millón de irregularidades desde 2021 en al menos 300 establecimientos: horarios modificados sin previo aviso, reducción arbitraria de jornadas, negativa a otorgar horas extra y obstáculos para que los trabajadores pudieran acceder a ingresos más estables. Para miles de empleados, esto significó vivir con incertidumbre permanente, ingresos variables y dificultades para conciliar trabajo, cuidado familiar y educación.
Las autoridades comenzaron a revisar el caso en 2022, luego de recibir múltiples denuncias de trabajadores que describían condiciones laborales caóticas y decisiones administrativas que afectaban directamente su estabilidad económica. Al encontrar que se trataba de un problema estructural y no de incidentes aislados, la investigación fue ampliada a todas las tiendas de la compañía en la ciudad.
Un golpe directo a la precarización corporativa
El acuerdo alcanzado obliga a Starbucks a indemnizar de forma retroactiva a quienes trabajaron entre julio de 2021 y julio de 2024, con pagos fijos por cada semana laborada. También garantiza la posibilidad de reinstalación para empleados despedidos durante cierres recientes de tiendas. Además, cualquier trabajador que haya sufrido violaciones posteriores podrá acceder a compensación mediante un proceso formal.
Para la administración de la ciudad, este caso representa un mensaje claro a las grandes corporaciones: no importa su tamaño o influencia, ninguna empresa está por encima de las leyes que protegen a la clase trabajadora. Nueva York ha recuperado casi 90 millones de dólares en pagos adeudados a empleados en los últimos cuatro años, mostrando una política activa contra la precarización en sectores como el de comida rápida.
Starbucks reconoció la complejidad de la legislación local e insistió en que ha realizado inversiones recientes para mejorar la experiencia laboral de sus empleados. Sin embargo, este acuerdo confirma un fenómeno que trabajadores y sindicatos han denunciado durante años: la inestabilidad laboral como modelo de negocio.
La resolución del caso en Nueva York no solo implica un resarcimiento económico. También envía una señal contundente a todo el país: los derechos laborales no son negociables y las corporaciones que basan su rentabilidad en la incertidumbre de sus empleados tendrán que asumir las consecuencias. En un sector marcado por la rotación, los salarios bajos y la falta de previsibilidad, este resultado fortalece las luchas por condiciones dignas y demuestra que la organización y la denuncia pueden frenar prácticas que durante mucho tiempo se normalizaron.
