En Puebla, cinco municipios presentan algún grado de degradación de suelo, fenómeno que ya afecta la productividad agrícola y vulnera a miles de familias que dependen directamente de este sector para subsistir.
Información oficial del gobierno estatal sobre el panorama geográfico y ambiental identifica a Tlachichuca, Tochimilco, Izúcar de Matamoros, Jopala y Coronango como las demarcaciones con deterioro de suelos derivado de erosión, contaminación, expansión urbana y prácticas agrícolas inadecuadas.
Según el reporte, Tlachichuca, Tochimilco y Jopala registran un nivel de degradación moderado, lo que implica pérdida gradual de fertilidad y reducción de la capacidad productiva. En Coronango, el daño es considerado ligero.
El caso más grave se ubica en Izúcar de Matamoros, el único municipio poblano clasificado con degradación severa o extrema, pese a que 36 por ciento de su superficie está destinada a actividades agrícolas, lo que incrementa el impacto social y económico.
A nivel nacional, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que, aunque solo 14 por ciento del territorio mexicano tiene vocación agrícola, actualmente se utiliza hasta el 16 por ciento, presionando ecosistemas y acelerando el desgaste de suelos.
La FAO también señala que la erosión hídrica y eólica ya está presente en todos los suelos del país, y que al menos el 70 por ciento presenta algún nivel de daño severo o extremo, situación que se refleja en entidades como Puebla, donde la degradación avanza especialmente en zonas rurales.
