En una de las declaraciones más absurdas y peligrosas de los últimos tiempos, Alejandro ‘Alito’ Moreno, dirigente nacional del PRI, acusó al gobierno de Claudia Sheinbaum de seguir los pasos del nazismo. Lo hizo en un intento por desacreditar las reformas impulsadas por el nuevo gobierno, particularmente la electoral y la judicial. Sin embargo, su discurso no solo carece de fundamentos históricos y políticos, sino que ha sido duramente cuestionado por la propia presidenta.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum rechazó tajantemente las acusaciones de censura lanzadas por Moreno y algunos medios de comunicación:
“¿Dónde hay censura en México? ¿Quién de los que escribe que hay censura se le ha censurado alguna vez?”.
Con ironía y contundencia, la presidenta desmontó uno de los principales argumentos de la oposición:
“Dicen mentiras y luego se molestan porque decimos que dicen mentiras. Pueden hablar, nadie los persigue”.
Recordó además que en administraciones anteriores, como la de Ernesto Zedillo, fue el presidente quien nombró a todos los ministros de la Suprema Corte, sin que el PRI considerara aquello como autoritarismo.
La comparación con el régimen nazi, lanzada por ‘Alito’ Moreno, ha sido ampliamente repudiada incluso por voces moderadas. Se trata de un recurso retórico desproporcionado que banaliza tragedias históricas y demuestra el nivel de desesperación política del dirigente tricolor. “Está película ya la vimos en otros países”, dijo Alito, sin darse cuenta de que más bien su propio partido es quien repite las viejas prácticas autoritarias que tanto daño hicieron al país.
Lejos de aceptar su responsabilidad en la pérdida de legitimidad del PRI, Moreno busca posicionarse como víctima de una supuesta persecución que, en los hechos, no existe. La propia Sheinbaum lo señaló al decir que incluso las televisoras que se dedican a mentir siguen operando con total libertad.
En el fondo, las declaraciones de ‘Alito’ evidencian una estrategia desesperada por mantenerse vigente en el debate público y frenar las reformas que podrían poner fin al viejo modelo de cuotas y cuates en el sistema electoral y judicial.
Mientras Sheinbaum propone debates de fondo y llama a la participación ciudadana en temas como la reforma judicial, ‘Alito’ Moreno apuesta por el ruido y la distorsión. En vez de construir una oposición con argumentos, recurre al alarmismo, olvidando que el descrédito público no se combate con discursos vacíos, sino con congruencia y responsabilidad política.
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