Una nueva tormenta volvió a golpear a los viveristas de la comunidad de Cabrera, en Atlixco, dejando al menos 10 hectáreas de cultivos bajo el agua, tras el desbordamiento de la acequia que cruza esta zona agrícola. La fuerza del agua superó la capacidad del sistema de drenaje agrícola, lo que provocó que el canal que conecta con la colonia El León se fracturara, generando una corriente incontrolable que arrasó cultivos, herramientas y estructuras de trabajo.
Este fenómeno no es nuevo. Por segundo año consecutivo, los productores enfrentan estragos similares, lo que ha encendido alarmas entre los viveristas, que este jueves comenzaron el conteo de daños y pérdidas económicas. La repetición del problema deja en evidencia la fragilidad de la infraestructura hidráulica existente, que no logra contener las lluvias intensas en zonas como El León y el rancho Leonalli.
De acuerdo con testimonios de al menos una decena de productores, la tromba no solo inundó sus terrenos, sino que además afectó plántulas recién sembradas de cempasúchil, flor fundamental para la temporada de Día de Muertos. Muchos de estos viveristas iniciaron sus siembras en junio, por lo que las pérdidas no solo son económicas, sino también logísticas, afectando el calendario de producción.
La comunidad recuerda con preocupación que en octubre de 2024, una tormenta previa destruyó más de 20 mil plantas de nochebuena, golpeando particularmente a pequeños y medianos productores. Esta recurrencia climática ha motivado a los viveristas a plantear propuestas urgentes, entre ellas la construcción de un muro de contención hidráulica y el reforzamiento de los canales existentes, con el fin de guiar el exceso de agua hacia las barrancas naturales y evitar nuevos desbordamientos.
Atlixco es uno de los mayores centros productores de cempasúchil del país, con más de 500 hectáreas destinadas a este cultivo, lo que convierte a esta región en un pilar para la celebración de Todos Santos a nivel nacional. Los viveros locales, por su parte, generan más de un millón de piezas de flor cada temporada, por lo que una afectación a esta cadena impacta directamente a decenas de familias que dependen de esta actividad para subsistir.
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