El gobierno de Cuba expresó su rechazo a la reciente elección de la activista cubana Rosa María Payá como comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA). La cancillería cubana denunció lo que calificó como “presiones y chantajes” por parte del gobierno de Estados Unidos para imponer la candidatura de Payá, a quien el oficialismo identifica como una “mercenaria” al servicio de intereses extranjeros.
Rosa María Payá, hija del fallecido disidente Oswaldo Payá, fue elegida por estrecho margen en una votación celebrada durante la asamblea general de la OEA en Antigua y Barbuda. Activista exiliada en Estados Unidos y promotora de la plataforma “Cuba Decide”, Payá ha sido una férrea opositora al gobierno cubano y defensora de sanciones internacionales contra la isla.
En un comunicado oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba acusó al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, de haber presionado a los países miembros de la OEA para favorecer a Payá. Según la nota, Washington habría condicionado la continuidad de programas de cooperación hemisférica a cambio de votos en favor de la activista.
“Las amenazas incluyeron el chantaje de que Estados Unidos recortaría presupuestos de cooperación”, sostiene el documento, que además califica a Payá como “una integrante de la nómina de asalariados defensores del bloqueo y de la agresión contra Cuba”.
El texto también señala que el historial público de la activista «demuestra un reiterado menosprecio por los derechos humanos y por el derecho internacional», citando opiniones de organizaciones como el Centro para la Investigación Económica y sobre Políticas (CEPR). Además, se hace referencia a un informe del Panel Independiente para evaluar candidaturas en el sistema interamericano, el cual habría cuestionado la idoneidad de Payá para el cargo por su “limitado conocimiento” del marco jurídico en derechos humanos y su “apariencia de falta de independencia”.
Desde Washington, el senador Marco Rubio defendió la postulación de Payá, destacando su “firme compromiso con los derechos humanos y la justicia”, mientras que el vicesecretario de Estado, Christopher Landau, llegó a insinuar un posible retiro de Estados Unidos de la OEA si no se avanzaba en sus reformas, reiterando el respaldo a la opositora cubana.
Cuba, que fue suspendida de la OEA en 1962 y no reconoce actualmente a la organización ni a sus órganos subsidiarios, reafirmó su rechazo a la autoridad de la CIDH y denunció un uso político del organismo, en particular en lo referente a los programas de cooperación médica cubana, que han sido objeto de cuestionamientos impulsados por Washington. Concluye el pronunciamiento oficial:
“La República de Cuba no reconoce, ni reconocerá autoridad moral o legal alguna a la OEA ni a ninguno de sus funcionarios o estructuras”,
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