El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inaugurará en los próximos días “Alligator Alcatraz”, una prisión para migrantes ubicada en plena zona pantanosa de los Everglades, Florida. El sitio fue adaptado a partir de una antigua pista aérea en Ochopee, y estará rodeado por fauna salvaje como cocodrilos, caimanes y serpientes, que, según las autoridades, funcionarán como un “perímetro natural” contra fugas.
“El mejor sistema de seguridad que el dinero no puede comprar”, afirmó James Uthmeier, fiscal general de Florida y aliado del presidente.
Una prisión entre reptiles
El nuevo centro de detención tendrá capacidad para 5 mil personas migrantes y será parte central del programa de deportaciones masivas impulsado por Trump desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025. El diseño no contempla vallas ni muros, sino la amenaza constante del entorno natural como método de control.
Para la administración republicana, el sitio será símbolo de una política migratoria “radicalmente eficiente”. Para organismos de derechos humanos, en cambio, será una cárcel inhumana, con condiciones de detención crueles y riesgosas.
Represión maquillada de ahorro
“Alligator Alcatraz” será financiada con recursos estatales y fondos federales gestionados por FEMA, bajo el argumento de que es una solución “económica” para contener el creciente número de detenidos por el ICE. Desde enero, el número de personas bajo custodia migratoria aumentó de 39 mil a más de 56 mil, en medio de redadas y operativos masivos.
Sin embargo, diversas organizaciones cuestionarán que recursos públicos destinados a desastres naturales sean desviados para construir una prisión en una reserva ambiental.
Comunidades originarias y ambientalistas alzan la voz
La cárcel será levantada en territorio históricamente habitado por pueblos indígenas Miccosukee y Seminola, quienes denunciarán afectaciones a sitios sagrados y violaciones ambientales. Activistas alertarán también por los impactos al ecosistema de los Everglades, hogar de especies en peligro como la pantera de Florida.
Un símbolo del autoritarismo migratorio
La inauguración de “Alligator Alcatraz” representará mucho más que la apertura de una prisión: será la consolidación de una narrativa represiva que criminaliza la migración, externaliza el control fronterizo y convierte el sufrimiento humano en espectáculo político.
Trump buscará mostrar fortaleza ante su base electoral con una medida brutal, que recuerda más a las cárceles medievales que a un sistema migratorio moderno y respetuoso de los derechos humanos.












