La administración Trump ha duplicado los ataques aéreos en Somalia durante 2025, contradiciendo su promesa de campaña de poner fin a las “guerras eternas” de Estados Unidos. Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha bombardeado objetivos del Estado Islámico (IS-Somalia) y de al-Shabab, mientras expertos advierten que esta ofensiva no solo reproduce errores históricos sino que alimenta la narrativa de los grupos armados que supuestamente busca combatir.
De acuerdo con el menos 43 ataques aéreos se han realizado en Somalia este año, cifra que supera ampliamente las registradas durante administraciones anteriores. Más de la mitad de estas acciones militares han apuntado contra IS-Somalia en Puntlandia, mientras el resto se enfocó en al-Shabab, una de las organizaciones más activas en el país.
“Somalia se ha convertido en una plataforma perfecta para que Trump proyecte fuerza sin costo político interno”, explicó Jethro Norman, del Instituto Danés de Estudios Internacionales. Los ataques a distancia ofrecen espectáculo, no soluciones estructurales. No hay inversión en construcción de paz ni en apoyo gubernamental local.
El analista somalí Abukar Arman señaló que esta estrategia perpetúa la injerencia económica y militar de EE.UU. en África bajo la fachada de la «guerra contra el terrorismo». Recordó que, desde el 11-S, Washington utiliza a Somalia como un laboratorio de guerra con drones que no responde a intereses locales ni respeta la soberanía del país.
Durante su primer mandato, Trump autorizó 219 bombardeos, una cifra que superó a las de Bush y Obama juntos. Ahora, apenas en su segundo mandato, ya ha lanzado decenas de ataques sin rendición de cuentas, ni reparación a víctimas civiles.
“Los bombardeos estadounidenses han matado a civiles, destruido viviendas y ganado. Estas acciones solo alimentan el resentimiento y refuerzan la posición de al-Shabab como ‘defensor’ del pueblo somalí”, denunció Arman.
Eva Buzo, directora de Victims Advocacy International, criticó la impunidad con la que se ejecutan estos ataques: “Estados Unidos reconoce el daño a civiles pero evita compensar a las víctimas. No hay transparencia, ni voluntad de rendir cuentas”.
Mientras tanto, al-Shabab ha logrado importantes avances militares, incluso acercándose a la capital, Mogadiscio, lo que evidencia la debilidad estructural del gobierno somalí y la inutilidad de una política basada exclusivamente en fuego aéreo.
“Los drones no resuelven las causas del conflicto. Reprimen, pero no transforman”, concluyó Norman, quien advirtió que este tipo de intervenciones son terreno fértil para el reclutamiento armado y la deslegitimación del gobierno federal somalí.
Para los analistas, insistir en la vía militar sin apoyo a la reconciliación y al fortalecimiento comunitario no solo es ineficaz, sino contraproducente. A largo plazo, Trump estaría fortaleciendo al enemigo que dice combatir.
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Fotografía: Mohamed Abdiwahab












