En lo que parece más un intento de generar contenido viral que de impulsar la participación ciudadana real, Nayeli Salvatori, diputada local por Cholula, ha convocado a una peculiar dinámica para “convertirse en diputado por un día”. La propuesta, lanzada a través de TikTok, incluye beneficios como un viaje con gastos pagados, desayuno en el Congreso, maquillaje, peinado y hasta una sesión de shopping, prometiendo un “outfit brutal” para quien resulte ganador.
Aunque la legisladora afirma que su objetivo es acercar a la ciudadanía a la vida parlamentaria, la iniciativa ha generado críticas por su tono frívolo y por reducir el quehacer legislativo a una experiencia estética y promocional. Algunos usuarios de redes sociales han señalado que este tipo de eventos ya existen institucionalmente —por ejemplo, los programas de “diputado por un día” organizados por los propios Congresos— pero con un enfoque cívico, educativo y sin fines de autopromoción.
Salvatori invita a enviar propuestas de ley por correo electrónico, y aquellas que resulten finalistas serán sometidas a votación en su página de Facebook. La más popular será presentada por la propia diputada, quien acompañará al ganador durante una jornada legislativa en el Congreso del Estado.
Sin embargo, la convocatoria ha levantado cejas no solo por su estilo desenfadado, sino por lo que algunos interpretan como un intento de compensar su escasa productividad legislativa. Desde su llegada al Congreso local, Salvatori ha sido más reconocida por su actividad en redes sociales que por iniciativas de fondo, lo que alimenta la percepción de que su proyecto responde más a la necesidad de mantenerse visible que al compromiso real con la representación ciudadana.
A pesar de ello, la diputada ha reiterado que todos los gastos correrán por su cuenta, incluyendo el traslado de personas de otros estados. La propuesta incluye también el pago simbólico de $1,800 pesos —el equivalente al sueldo diario de un legislador— como parte del «premio».
Para algunos analistas y usuarios en redes, este tipo de acciones reflejan una banalización de la función legislativa. En lugar de promover una cultura de participación crítica y propositiva, la iniciativa parece orientada a construir una narrativa aspiracional al estilo de los concursos de influencers, donde lo importante es verse bien, acumular likes y ser viral.
Foto: Agencia Enfoque












