Otro hijo de la memoria: encuentran con vida al nieto 140, robado por la dictadura argentina

Su hermana lo buscó durante décadas. Hoy, la lucha por la memoria le devolvió la identidad.

Ciudad de Buenos Aires. A casi medio siglo de su desaparición forzada, fue encontrado con vida el nieto número 140 que fue separado de su madre tras nacer en un centro clandestino de detención durante la dictadura militar argentina. La noticia fue confirmada este lunes por el colectivo Abuelas de Plaza de Mayo, referente internacional en la lucha por la memoria y los derechos humanos.

La presidenta del colectivo, Estela de Carlotto, de 94 años, encabezó la conferencia de prensa donde se dio a conocer el hallazgo. Sentada junto a una emocionada Adriana Metz, hermana del hombre y pieza clave en su búsqueda, leyó: «Hoy damos la bienvenida al hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz».

El hallazgo fue posible gracias al trabajo conjunto de las Abuelas con dos instituciones públicas que operan con recursos limitados: la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y el Banco Nacional de Datos Genéticos, quienes confirmaron la identidad mediante pruebas de ADN.

Una historia marcada por el terrorismo de Estado

El nieto 140 nació el 17 de abril de 1977 en un centro clandestino de detención conocido como “La Escuelita” de Bahía Blanca, mientras su madre, Graciela Romero, permanecía secuestrada. Su padre, Raúl Metz, era trabajador ferroviario y militante comunista; su madre, estudiante de economía y miembro del PRT-ERP, grupo marxista perseguido por la junta militar.

Ambos fueron detenidos en diciembre de 1976, en el marco del plan sistemático de represión que dejó más de 30 mil desaparecidos entre 1976 y 1983. A pesar de los testimonios que confirman su detención y tortura, sus cuerpos nunca fueron hallados.

Su hija mayor, Adriana, de apenas un año, fue entregada a sus abuelos. Desde entonces, la familia Metz-Romero inició una búsqueda incansable para recuperar al bebé robado por el Estado.

La lucha que no claudica

La búsqueda culminó 48 años después con una notificación anónima que alertó a las Abuelas. La Conadi contactó al hombre en abril pasado y, tras aceptar someterse a una prueba genética, se confirmó que era el hijo de Graciela y Raúl.

Aunque su identidad no ha sido revelada públicamente por razones de privacidad, Adriana Metz contó que él se crió como hijo único y sin familia conocida. “Le dije: ‘Ey, acá estoy yo’”, narró entre lágrimas.

Hoy lo tiene agendado en su celular como Metz Romero. “De acá en más, es todo ganado para la familia, pero también para la sociedad. Porque cada nieto que recupera su identidad nos ilumina un poco más”, dijo.

Un golpe a la negación y al olvido

El caso se da en un contexto político adverso. El presidente argentino, Javier Milei, ha relativizado públicamente la cifra de desaparecidos y promovido discursos negacionistas del terrorismo de Estado, lo cual ha generado fuerte rechazo entre organismos de derechos humanos.

“Los nietos y nietas que faltan están entre nosotros. Caminan por nuestras calles. Necesitan saber la verdad. Por eso seguimos”, afirmaron desde Abuelas.

Cartas contra el olvido

Durante años, Adriana mantuvo un blog llamado Poncho de lana en el que narró la historia de su familia. En 2016 escribió a su hermano una carta que hoy cobra nueva vida:

«Capaz no sabés que Graciela y Raúl fueron nuestros padres. Que mamá fue muy buena alumna, que a papá le gustaban los animales. Que a vos no te conozco pero tengo muchas ganas de hacerlo…»

Ahora, ese encuentro será realidad. Y con él, una nueva victoria contra el silencio.

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