La salida definitiva de Marisol Aguilar Sánchez, exdirectora de Atención Ciudadana de Agua de Puebla, marca un nuevo episodio en el proceso de reconfiguración interna que lleva a cabo la empresa desde el relevo de su antiguo director, Héctor Durán Díaz. Aguilar fue separada oficialmente de su cargo el 9 de julio, después de haber sido considerada una pieza clave en la estructura anterior.
Durante su tiempo en la empresa, Aguilar impulsó estrategias de cobranza que fueron calificadas como excesivas, incluyendo reportes al Buró de Crédito y amenazas de embargo, las cuales posteriormente fueron invalidadas por tribunales federales. Su salida es vista como parte de un esfuerzo por limpiar la imagen de la empresa, bajo la conducción del actual director general, Jordi Bosch Bragado.
Desde su llegada, Bosch ha promovido una serie de medidas para acercar a la empresa con los usuarios, incluyendo el lanzamiento del ‘Programa Reconecta’, que ofrece facilidades de pago y condonación de adeudos previos a 2023. El programa busca atender a más de 100 colonias con altos niveles de marginación, permitiendo saldar deudas recientes con una tarifa única de 5 mil 500 pesos, lo cual representa, según la propia empresa, un ahorro de hasta el 42 %.
También fue presentada Leticia Espinosa como la nueva figura de enlace social con los usuarios, encargada de atender quejas y mejorar el trato ciudadano. Asimismo, se anunció la implementación de boletas digitales, renovación de agencias comerciales y una auditoría interna para revisar deficiencias operativas.
Sin embargo, estos cambios en la estructura administrativa no han disipado las críticas de fondo hacia Agua de Puebla. Las principales quejas de los ciudadanos siguen siendo constantes: suministro intermitente, baja calidad del agua, tarifas elevadas, cobros injustificados y deficiencias en la atención al cliente. A pesar de los esfuerzos por renovar la relación con la ciudadanía, el descontento generalizado no ha disminuido en igual proporción.
Diversas organizaciones ciudadanas y usuarios han señalado que, aunque se retiren figuras ligadas al pasado, los problemas estructurales no se resuelven solo con cambios de personal. La falta de inversión en infraestructura hidráulica, el deficiente monitoreo del servicio y la falta de transparencia en los cobros siguen siendo puntos pendientes que afectan a miles de hogares poblanos.
La administración actual ha prometido reconstruir la confianza y mejorar la eficiencia del servicio, pero la credibilidad pública aún está en proceso de recuperación. Para muchos usuarios, el problema no es quién dirige, sino cómo se gestiona un recurso vital que debe garantizarse de manera justa y constante.
Aunque Agua de Puebla inicia una nueva etapa, el reto mayor no está solo en el relevo de funcionarios, sino en demostrar con hechos que el servicio puede ser accesible, transparente y de calidad para todos.
Foto: Agencia Enfoque












