Europa dividida: el plan de Trump para Ucrania no convence a todos

El gasto militar europeo crece, mientras algunos países priorizan su soberanía presupuestaria

El nuevo plan del expresidente estadounidense Donald Trump, que propone que los países europeos financien armas estadounidenses destinadas a Ucrania, está generando una creciente división en el continente. Aunque varias naciones ya han mostrado su respaldo, al menos cuatro gobiernos europeos han decidido desmarcarse de la iniciativa.

Francia ha optado por no participar en la propuesta estadounidense. La decisión se debe a su estrategia de priorizar la inversión en su propia industria de defensa, además de sus esfuerzos por equilibrar las cuentas públicas en un contexto de ajustes presupuestarios. París considera que destinar fondos nacionales a la compra de armamento extranjero no es compatible con sus metas económicas ni con el fortalecimiento de su base industrial local.

Italia también ha rechazado adherirse al plan, argumentando limitaciones presupuestarias y señalando que no existen compras significativas de armamento estadounidense planeadas en el corto plazo, salvo una adquisición futura de cazas F-35. Sin embargo, Roma aclara que su negativa no representa un alejamiento de Washington, ya que el apoyo militar a Ucrania se mantiene a través del envío de armamento europeo, como los sistemas SAMP/T de origen franco-italiano.

Por su parte, la República Checa ha manifestado su intención de apoyar a Kiev por otras vías, enfocándose en proyectos paralelos como la provisión de municiones. El Gobierno checo considera que su estrategia actual es más efectiva y coherente con sus posibilidades y objetivos diplomáticos.

Hungría ha sido aún más crítica, al advertir sobre un creciente «ambiente de guerra» promovido desde Bruselas, que, según su cancillería, pretende arrastrar a la Unión Europea a una escalada innecesaria del conflicto. Budapest ha reiterado que no destinará ni dinero ni recursos militares a la guerra en Ucrania, y se mantiene firme en su postura de abstenerse de contribuir con tropas o financiamiento armamentístico.

Mientras tanto, otros países como Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Canadá y varias naciones nórdicas sí han confirmado su apoyo al plan, lo que marca una división política dentro de Europa sobre el rol que debe asumir el bloque frente al conflicto.

Desde Moscú, el Kremlin ha criticado el acuerdo como una estrategia de negocios más que una política de defensa, subrayando que esta decisión solo prolonga el conflicto armado y traslada la carga financiera a los ciudadanos europeos. Según su vocero, la verdadera motivación es comercial, al tratarse de un plan que implica miles de millones de dólares en compras a la industria armamentística de EE.UU.

La fractura entre países europeos refleja las tensiones internas que persisten en torno al apoyo militar a Ucrania, y plantea interrogantes sobre el futuro de la cooperación en defensa dentro del bloque.

Foto: Redes

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