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Ante 11 mil visitantes, la Guelaguetza 2025 despliega sus colores con esplendor ancestral

Glosando con orgullo la alegría del pueblo oaxaqueño, el gobernador Salomón Jara dio el banderazo de arranque a las celebraciones

OAXACA DE JUÁREZ, 21 DE JULIO DE 2025. Bajo un cielo que promete la danza del sol y la lluvia, Oaxaca ha abierto sus brazos, majestuosa, para recibir el eco de sus ancestros en el inicio de la Guelaguetza 2025.

Más de 11 mil almas peregrinas han arribado a generar derrama económica a esta tierra de profundas raíces, ávidas de presenciar la ofrenda que se teje con hilos de tiempo y leyenda. La ciudad, un crisol de aromas y murmullos, ve su corazón latir al compás de la algarabía, con una ocupación hotelera del 80% que es testimonio de la sed de belleza y tradición. Además, este año los recursos obtenidos por la venta de boletos, según dijeron organizadores, se destinará a la reconstrucción de zonas dañadas durante el paso del fatídico huracán Erick.

En presencia de los invitados Hugo Aguilar, presidente electo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, Salomón Jara, gobernador constitucional del estado de Oaxaca, dio el banderazo de arranque a las celebraciones, expresando con estas palabras la fuerza emocional y cultural que los asistentes podrán apreciar en los números dancísticos programados para las festividades:

“La alegría del pueblo oaxaqueño está en cada baile que nuestras delegaciones presentan hoy en el Lunes del Cerro, una muestra de la identidad, la diversidad y la belleza que hacen de Oaxaca el corazón cultural de México”.

Desde el Fortín, el aliento de los cerros se une al clamor festivo. No es solo un espectáculo; es la piel de Oaxaca que se desdobla, revelando la esencia de sus ocho regiones. Cada paso de baile, cada bordado en los huipiles, cada nota que brota de instrumentos antiguos, son fragmentos de un poema que se recita desde tiempos inmemoriales. Los colores vibrantes, que parecen arrancados del arcoíris, danzan en el aire, envolviendo a propios y extraños en un abrazo de cultura viva.

La Guelaguetza no es meramente una celebración; es un diálogo con el pasado, un puente tendido hacia la memoria colectiva. Es la gratitud convertida en movimiento, en canto, en la ofrenda generosa de los pueblos. Con el corazón rebosante de la herencia zapoteca, mixteca y de tantas otras etnias que pueblan estas tierras, Oaxaca se erige, una vez más, como el epicentro de la mexicanidad más pura. Las festividades apenas comienzan, y ya el eco de su grandeza resuena, prometiendo jornadas donde la magia y la tradición se fundirán en un crisol de asombro y regocijo.

FOTOGRAFÍA DE PORTADA: X

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