El gobernador de Florida, Ron DeSantis, anunció el inicio de vuelos de deportación desde el nuevo centro de detención migratoria “Alligator Alcatraz”, ubicado en una remota pista aérea en los humedales de los Everglades. En medio de fuertes críticas por las condiciones del sitio, la instalación ya ha procesado y enviado de regreso a sus países a “cientos de migrantes”, según indicó el propio DeSantis en conferencia de prensa.
“Alligator Alcatraz”, que fue inaugurado el pasado 3 de julio, cuenta actualmente con capacidad para 2,000 detenidos y se prevé que crezca hasta albergar a 4,000. Construido en apenas unos días en una zona aislada y rodeada de caimanes y pitones, el centro ha sido señalado por defensores de derechos humanos como un “campo de concentración” y una “jaula para perros”.
“El propósito completo es facilitar el incremento de deportaciones de extranjeros ilegales”, dijo DeSantis, quien celebró que ya han salido varios vuelos operados por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS). “Este aeropuerto permite operaciones día y noche”, agregó.
El gobernador, figura clave del Partido Republicano y aliado cercano del presidente Donald Trump, anticipó que se busca instalar jueces migratorios directamente en el centro para acelerar los procesos de deportación. La medida, dijo, fue “aprobada” por Trump durante una visita reciente al sitio, y se enmarca en una ofensiva más amplia para endurecer la política migratoria desde el ámbito estatal.
Críticas por condiciones inhumanas
La puesta en marcha del centro ha generado fuertes cuestionamientos. La alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, exigió acceso para realizar inspecciones tras recibir reportes sobre condiciones “inhumanas” y seis hospitalizaciones desde la apertura.
Organizaciones civiles y ambientalistas también han denunciado falta de transparencia y demandan conocer los acuerdos entre autoridades estatales y federales. A su vez, piden detener la expansión de un complejo que, según Witness at the Border, representa una escalada sin precedentes en la política de deportaciones.
El centro se construyó sobre un terreno de 26 kilómetros cuadrados, cuenta con más de 200 cámaras de seguridad y 8 kilómetros de alambre de púas. A diferencia de otras instalaciones migratorias, tiene una pista aérea contigua desde la cual ya han despegado dos o tres vuelos, aunque las autoridades no han especificado los destinos ni las nacionalidades de los deportados.
Florida, punta de lanza de la agenda migratoria de Trump
DeSantis ha promovido a Florida como modelo nacional en el combate contra la migración irregular. Según sus datos, ha impedido la llegada de 18,000 migrantes por vía marítima y colaborado con ICE en todos los condados del estado.
En línea con la narrativa del presidente Trump, quien ha planteado incluso la reapertura de la prisión federal de Alcatraz y ha enviado migrantes a Guantánamo y prisiones en El Salvador.
No obstante, analistas legales y organismos de derechos humanos advierten sobre una creciente militarización del sistema migratorio y la normalización de espacios de detención masiva bajo condiciones de aislamiento extremo y escasa supervisión.
Por ahora, los vuelos continúan y el aislamiento del “Alcatraz de los Caimanes” se perfila como uno de los símbolos más duros del nuevo capítulo en la política migratoria estadounidense.
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