En el marco de la Comic-Con, el cineasta mexicano Guillermo del Toro no sólo presentó avances de su próxima adaptación de Frankenstein, también lanzó una crítica contundente contra el uso de inteligencia artificial (IA) en la creación artística, abriendo un debate sobre el futuro del arte en la era digital.
Fiel a su estilo frontal, el director de El laberinto del fauno aprovechó su participación para defender la esencia humana del arte y rechazar tajantemente la idea de que una app o un algoritmo pueda reemplazar la sensibilidad, la emoción o el conocimiento que requiere una obra con verdadera profundidad.
“Estoy muy en contra cuando alguna persona dice: ‘puedes hacer arte con un app’. Para mí, no puedes apretar un botón y que aparezca arte porque entonces no sabrás el inicio y final de la idea que estabas gestando”, dijo del Toro ante una audiencia que reaccionó con entusiasmo.
En un contexto donde grandes estudios y plataformas apuestan cada vez más por herramientas de automatización para reducir costos, la postura del cineasta se inscribe en una defensa del trabajo artístico como proceso creativo profundamente humano, en oposición a la lógica industrial que busca reemplazar talento con eficiencia algorítmica.
Del Toro, reconocido por su compromiso con el cine de autor y su crítica constante a los modelos de producción masiva, remarcó la importancia del arte en la formación cultural y emocional de las personas. Para él, el arte no es decoración ni entretenimiento vacío, sino alimento que transforma y deja huella.
“Hay una diferencia entre ‘un dulce para tus ojos’ y ‘una proteína para tus ojos’. Lo primero es un ornamento y lo segundo, proteína. Ahí hay una historia. La diferencia es que el arte tiene personalidad, conocimiento y emoción. Esas son las tres cosas que deben existir para que haya arte y eso no lo puede crear una chingada app”, enfatizó, desatando los aplausos del público.
Sus palabras llegan en un momento clave para la industria del entretenimiento, tras huelgas de guionistas y actores en Hollywood que denunciaron, entre otras cosas, el uso de IA generativa para replicar trabajos humanos sin compensación justa ni consentimiento. La crítica de del Toro resuena como parte de esa resistencia colectiva que busca poner límites éticos y creativos al uso de tecnologías automatizadas en las artes.
Mientras las grandes corporaciones ven en la inteligencia artificial una herramienta para reducir costos y maximizar ganancias, voces como la de Guillermo del Toro recuerdan que el arte no se mide en eficiencia, sino en humanidad. Y que, por más avanzada que sea una app, no puede reemplazar la chispa vital que hace que una obra nos conmueva, nos transforme y nos represente.