En un acto cargado de simbolismo político y tensiones electorales de cara a 2026, Edinho Silva asumió la presidencia del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil con un programa enfocado en redistribución de la tierra, fortalecimiento de derechos laborales y soberanía sobre los recursos naturales. Su elección como nuevo líder del partido se concretó con el 73% de los votos durante el XVII Encuentro Nacional, y su mandato se extenderá hasta 2029.
Con una trayectoria que incluye haber sido alcalde de Araraquara y ministro durante el gobierno de Dilma Rousseff, Silva presentó una hoja de ruta ambiciosa y con fuerte carga ideológica. Planteó las elecciones presidenciales de 2026 como un punto de inflexión, destacando que no se trata solo de una contienda electoral, sino de una disputa entre proyectos de país profundamente distintos.
Desde su nueva posición, el líder petista enfatizó que la prioridad será un proyecto nacional de desarrollo con justicia social, colocando en el centro a los sectores más vulnerables y a la clase trabajadora. Denunció el modelo agroexportador actual por no garantizar redistribución y planteó avanzar hacia una reforma agraria basada en pequeñas propiedades productivas. Además, subrayó la necesidad de una reforma tributaria progresiva y el impulso de la industria mediante inversiones en ciencia y tecnología.
Uno de los anuncios que generó mayor apoyo fue su propuesta para eliminar la jornada laboral 6×1, considerada injusta y obsoleta por parte de amplios sectores del movimiento sindical. Silva señaló que este esquema priva a millones de trabajadores de tiempo libre para actividades básicas como el estudio, el descanso o la vida familiar. En este punto, llamó a las centrales sindicales a conformar una alianza legislativa para garantizar condiciones laborales más humanas.
También planteó como meta la tarifa cero en el transporte público, un reclamo histórico de los movimientos sociales urbanos. Como ejemplo de viabilidad, recordó la experiencia de su gestión municipal en Araraquara, donde se aplicaron subsidios para facilitar el acceso al transporte.
Sin embargo, uno de los temas que generó mayor controversia fue su postura sobre la explotación de petróleo en la Margen Ecuatorial del Amazonas, una zona ambientalmente sensible. Silva defendió esta explotación con el argumento de que los recursos naturales deben servir al pueblo brasileño y que los ingresos generados podrían utilizarse incluso para reforestar y reducir desigualdades. En la misma línea, también destacó la importancia estratégica de las tierras raras, minerales clave en la industria tecnológica, reforzando una visión de soberanía energética y tecnológica nacional.
La unidad partidaria será otro desafío para el nuevo presidente del PT, quien hereda una organización con tensiones internas acumuladas. Para enfrentarlas, se comprometió a recorrer los 27 estados del país, consolidando la militancia de base y priorizando la organización en barrios populares y sindicatos, dejando en claro que el partido no puede depender exclusivamente de las redes sociales para mantenerse vigente.
En su discurso, Edinho también hizo un reconocimiento especial a Gleisi Hoffmann, presidenta saliente y actual ministra del gobierno de Lula, a quien atribuyó un rol fundamental en la resistencia durante el encarcelamiento del líder petista y la campaña electoral de 2022.
Finalmente, Silva reconoció que el PT deberá renovar su discurso para conectar con los jóvenes y trabajadores precarizados, promoviendo políticas como presupuestos participativos y alianzas con cooperativas de economía solidaria. No obstante, admitió que el contexto es adverso, con una oposición bolsonarista activa, un Congreso hostil a las reformas y tensiones dentro del propio gobierno.
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