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Anuncian creación del Consejo Nacional de Nueva Derecha: un proyecto político con disfraz ciudadano

Este grupo promueve una agenda ultraconservadora que se opone a los avances en derechos humanos, diversidad y laicidad del Estado

En un intento por reorganizar las fuerzas conservadoras del país y replicar modelos radicales de otros países, el activista panista Raúl Tortolero ha anunciado la creación del Consejo Nacional de Nueva Derecha, una plataforma que, aunque se presenta como “no partidista”, deja claras sus intenciones de intervenir en el tablero político rumbo al 2030.

Este consejo surge en un contexto donde la derecha tradicional mexicana se encuentra fragmentada y desplazada por la hegemonía electoral de Morena. Sin embargo, lejos de plantear una renovación democrática o pluralista, este nuevo grupo busca cohesionar una agenda ultraconservadora que ataca de manera directa los avances en materia de derechos humanos, diversidad y laicidad del Estado.

Un proyecto político con disfraz ciudadano

Aunque sus impulsores insisten en que no se trata de un proyecto electoral inmediato, el propio Tortolero admite que el consejo podría servir como semilla para una futura alianza electoral de derecha, con la finalidad de “reposicionar” el pensamiento conservador. Esta intención es respaldada por la presencia de militantes activos de partidos como el PAN, Movimiento Ciudadano y grupos como Viva México y México Republicano, lo que contradice su pretendida neutralidad partidista.

Entre sus postulados más polémicos está la revisión del carácter laico del Estado mexicano, una propuesta que, en palabras de Tortolero, buscaría “desestigmatizar” la presencia de Dios en la política. Esto no solo remite a una regresión ideológica, sino que alimenta una narrativa peligrosa en un país cuya historia ha estado marcada por conflictos sangrientos entre el poder civil y el religioso, como la Guerra Cristera, cuyas heridas Tortolero busca instrumentalizar para exigir una disculpa presidencial.

Tampoco es casual que el propio fundador del Consejo reconozca tener “muchos amigos” dentro de El Yunque, organización secreta y ultracatólica señalada desde hace décadas por operar de forma clandestina en política, promoviendo una agenda reaccionaria y antidemocrática tanto en México como en España.

Una agenda de valores que atenta contra derechos

El programa de esta llamada Nueva Derecha se resume en siete ejes: vida, fe, familia “natural”, propiedad privada, soberanía, libertades y derechos humanos. Pero basta revisar sus discursos para entender que detrás de estas palabras se esconde una cruzada contra los derechos reproductivos, el feminismo, los derechos LGBT+, las comunidades indígenas, y cualquier forma de diversidad que no encaje en su cosmovisión cristiana y occidental.

Tortolero va más allá al señalar lo que denomina “supremacismos modernos”, descalificando movimientos sociales como el feminismo, el ambientalismo y los derechos de minorías sexuales o étnicas, a los que acusa de imponer una agenda ideológica. Con ello, no solo banaliza la lucha histórica de estos sectores, sino que adopta un discurso cercano a los sectores más reaccionarios del trumpismo estadounidense, al que abiertamente admira.

Otro de los mecanismos de acción del Consejo son las reuniones “de oración” con funcionarios públicos, como la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega. Este tipo de eventos son un preocupante síntoma de la normalización de prácticas religiosas en espacios institucionales, violando los principios de neutralidad religiosa que exige el Estado laico.

Una retroceso ideológico peligroso

El surgimiento del Consejo Nacional de Nueva Derecha representa un reacomodo ideológico de sectores ultraconservadores que buscan capitalizar el desencanto con los partidos tradicionales para insertar una narrativa regresiva en el debate público. La insistencia en valores “naturales” y la exaltación de referentes como MAGA o El Yunque no deberían tomarse a la ligera: no se trata solo de un debate cultural, sino de una ofensiva organizada que podría convertirse en una amenaza directa al Estado de derecho, los derechos humanos y la diversidad democrática.

En un momento en que México requiere de consensos amplios, políticas inclusivas y visión progresista para enfrentar sus múltiples desafíos, propuestas como la de Tortolero representan un retroceso ideológico peligroso, disfrazado de moral y patriotismo, que podría tener un alto costo para el país si no se le confronta con una ciudadanía crítica e informada.

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Foto: Redes

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