CIUDAD DE MÉXICO, 18 DE JULIO DE 2025. En días recientes, vecinos de la Colonia Guerrero, en la CDMX, denunciaron el hallazgo de restos óseos, aparentemente humanos, en un predio identificado con el número 159, sobre Paseo de la Reforma.
De inmediato, policías acordonaron el predio y peritos forenses de la Comisión de Búsqueda de Personas de la Ciudad de México comenzaron la recolección y estudio de los restos, para determinar su antigüedad.
Sin embargo, desde el 11 de julio, la presidenta Claudia Sheinbaum informó que era «alta» la probabilidad de que los restos provinieran del extinto Panteón de Santa Paula.
Un informe difundido hoy por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirma la validez de esta hipótesis.
El arqueólogo Salvador Pulido Méndez, titular de la Dirección de Salvamento Arqueológico, explicó que este reconocimiento se basa en trabajos previos realizados entre 2014 y 2015. En aquella ocasión, un salvamento arqueológico en dos etapas permitió la recuperación de 365 esqueletos completos. Este conjunto es considerado único, ofreciendo una valiosa instantánea de la sociedad capitalina de la época, con restos de hombres y mujeres de diversas edades, lo que lo convierte en una colección bioarqueológica representativa.
Las excavaciones anteriores también revelaron la presencia de cerámica, mayormente virreinal, y fragmentos prehispánicos, sugiriendo que el panteón se erigió sobre un asentamiento más antiguo. Además, se encontraron ataúdes, cruces de metal, botones, hebillas, anillos y otros ajuares funerarios, brindando detalles sobre las prácticas de sepultura de la época. Estas exploraciones documentaron distintas capas de ocupación, desde mediados del siglo XVIII hasta la década de 1840, lo que proporciona una amplia perspectiva cronológica.
El Panteón de Santa Paula, que funcionó entre 1786 y 1871, fue uno de los primeros cementerios civiles en la Ciudad de México, marcando un cambio de los tradicionales entierros en atrios eclesiásticos. El INAH ya está en contacto con la empresa constructora para planificar nuevas excavaciones que permitan explorar zonas aún no intervenidas y asegurar la protección de futuros hallazgos, reiterando la importancia de resguardar estos elementos como parte invaluable del patrimonio histórico y bioarqueológico del país.
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