CIUDAD DE MÉXICO, 28 de julio de 2025 — La Cámara de Diputados, a través de su Espacio Cultural, proyectó ayer domingo 27 de julio el documental «Flores de la Llanura», dirigido por Mariana Xochiquétzal Rivera García, una obra que expone con crudeza y sensibilidad las múltiples violencias que enfrentan las mujeres indígenas en México. La proyección se enmarcó en el Año de la Mujer Indígena y el Día Naranja, iniciativas que buscan crear conciencia sobre la violencia de género.
El maestro Elías Robles Andrade, director del Espacio Cultural, destacó que las mujeres indígenas sufren una doble o triple discriminación por su origen étnico, género y condición social. Tras la proyección, se realizó un conversatorio moderado por Cecilia Valencia Calderón, una mujer de ascendencia maya y experta en derechos humanos, quien es actualmente directora de Participación y Consulta de la Secretaría de Interculturalidad, Pueblos y Comunidades Indígenas y Afroamericanas de Oaxaca.
La ausencia de un nombre: feminicidio en lenguas originarias
Durante su intervención, Valencia Calderón subrayó un aspecto crucial del documental: está narrado íntegramente en lengua indígena, a excepción de la palabra «feminicidio». Este hecho, explicó, revela cómo ciertos conceptos jurídicos generados por el Estado no tienen una traducción directa en las lenguas originarias. Afirmó:
«Desde las lenguas indígenas hasta ahorita que yo conozco y que he tenido oportunidad de convivir, no hay una lengua indígena donde haya una traducción sobre el feminicidio».
Esta ausencia de una palabra específica evidencia la urgencia de visibilizar las violencias extremas desde un enfoque intercultural, ya que muchas veces no existen términos para nombrarlas dentro de las comunidades. Valencia Calderón compartió experiencias de acompañamiento jurídico en casos donde los feminicidios se resuelven bajo sistemas normativos internos, lo que complica el acceso a la justicia y exige una reinterpretación desde los marcos culturales propios.
Asimismo, la experta analizó el simbolismo del tejido en telar de cintura en la narrativa del documental, destacando cómo representa la colectividad, la memoria, la resistencia y el entretejido de las luchas femeninas.
«El textil es cuerpo, es comunidad, historia viva, y una economía invisibilizada», apuntó. Finalmente, hizo un llamado a ir más allá de la sensibilización y a realizar denuncias como un paso fundamental. Enfatizó la necesidad de partidas presupuestales para intérpretes y traductoras que garanticen una atención adecuada y aseguren que el acceso a la justicia para las mujeres indígenas sea un ejercicio de derecho, y no una lucha constante.
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