En un movimiento que ha sido interpretado por diversos sectores como un acto de revisionismo ideológico, autoridades de la Ciudad de México retiraron las estatuas de Fidel Castro y Ernesto «Che» Guevara ubicadas en la emblemática colonia Tabacalera, a unas cuadras del Monumento a la Revolución.
La decisión ha generado indignación en sectores de la izquierda mexicana, que ven en esta acción un intento por borrar símbolos de la solidaridad histórica entre México y Cuba. Las esculturas, inauguradas en diciembre de 2017 durante el sexenio de Miguel Ángel Mancera, fueron un homenaje a la amistad entre ambos pueblos y al papel que México jugó en el nacimiento de la Revolución Cubana.
De acuerdo con medios locales, la embajada de Cuba en México no fue notificada formalmente del retiro, lo que añade tensión al gesto. Las figuras, realizadas por el escultor Óscar Ponzanelli, fueron trasladadas sin mayor explicación, lo que contrasta con el discurso oficial de la actual administración sobre la defensa de la soberanía latinoamericana y la memoria histórica.
En redes sociales y círculos intelectuales progresistas, la medida fue calificada como una concesión simbólica al anticomunismo y una muestra de que las presiones ideológicas aún pesan en la política cultural mexicana.
“Este no es un asunto estético, sino profundamente político. Fidel y el Che no eran solo líderes revolucionarios, eran símbolos de emancipación en América Latina”, escribió un usuario en redes, mientras otros compararon el acto con las campañas que buscan retirar monumentos de líderes progresistas en otras partes del mundo.
La ausencia de información oficial ha alimentado versiones sobre posibles intereses inmobiliarios en la zona, o bien, presiones de grupos conservadores que desde hace tiempo exigían la remoción de los monumentos. Cabe recordar que en más de una ocasión las estatuas fueron blanco de vandalismo con consignas anticomunistas.
Este episodio ocurre en un contexto en el que la derecha mediática ha intensificado sus ataques contra los referentes históricos de la izquierda latinoamericana. Mientras tanto, voces cercanas al movimiento de la Cuarta Transformación exigen una explicación clara y el rescate inmediato de las esculturas.
La pregunta que queda en el aire: ¿Quién teme al legado de Fidel y el Che en México?