Ciudad de México, 9 de julio de 2025 — El músico Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba, lanzó un llamado a boicotear Spotify tras revelarse que Daniel Ek, CEO de la plataforma, invirtió 600 millones de euros en empresas vinculadas al desarrollo de tecnología militar.
Micrófonos apagados, conciencias encendidas
En un video difundido el 30 de junio, Albarrán denunció que esa inversión puede traducirse en armas utilizadas contra pueblos civiles en conflicto, como en Palestina, Sudán o Ucrania. “Es una guerra contra la humanidad”, declaró con firmeza, exigiendo a músicos y disqueras a retirar sus catálogos de la plataforma.
Además, el artista criticó las bajas regalías que Spotify paga a los músicos y el impulso que da a la música generada por inteligencia artificial, lo que calificó como un atentado contra la dignidad creativa.
“El poder de Spotify se lo damos nosotros. Si tenemos escrúpulos, tenemos que actuar”, subrayó.
Cuando la música no puede ser neutra
Spotify ha intentado deslindarse, señalando que la inversión fue personal del CEO y no de la compañía. Pero para Albarrán, esa línea es éticamente insostenible. No se puede separar la plataforma que aloja canciones de los recursos que financian armas.
Con esta postura, Albarrán afirma que la música no puede financiar la muerte y que el boicot es un acto de conciencia.
¿Escuchar o silenciar?
El llamado de Albarrán resuena como un acorde de alerta: la música no puede ser neutral cuando está en juego la vida. Y plantea una interrogante clave: ¿pueden los artistas seguir permitiendo que sus obras alimenten plataformas que precarizan su trabajo y canalizan recursos hacia la guerra?
Mientras tanto, el vocalista de Café Tacvba gestiona la salida de su obra de Spotify y llama a construir un nuevo modelo de distribución musical, más justo, más ético y más humano.