En las columnas anteriores hemos reflexionado sobre la nueva forma que adopta el narcotráfico en esta etapa convulsa del capital, una fase que también arrastra consigo la crisis del sistema económico y político contemporáneo. Vimos que el narcotráfico no es una violencia salvaje ni una anomalía del orden capitalista, sino una de sus expresiones más funcionales, una empresa que apuesta por la circulación acelerada de mercancías y por las ganancias extraordinarias que esta genera. Pero si el narcocapitalismo produce tanto, la pregunta inevitable es sencilla y brutal, a dónde van esas ganancias.
Muchos estudios y reportajes indican que gran parte del dinero sucio obtenido por el narcotráfico ingresa en la economía formal a través del lavado de dinero de distintos mercados. Basta con mirar el skyline de algunas ciudades mexicanas, torres nuevas, plazas modernas y elegantes, marcas de ropa glam, disqueras, financiamiento, desarrollos vendidos como “lujo”, pero con la mitad de las construcciones vacías. No es de mi interés saber quién vive ahí, sino el flujo del dinero que lo erigió.
La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y el SAT llevan años repitiendo que el sector inmobiliario en México es una de las puertas favoritas para lavar dinero1, más del 60% de las operaciones sospechosas reportadas los involucran sobre todo con pagos en efectivo, uso de prestanombres o compra de inmuebles sin que nadie pueda explicar de manera creíble el origen de los recursos2 pero sí de manera legitima. Algunas firmas de riesgo y cumplimiento advierten que el mercado de bienes raíces mexicano es altamente vulnerable, no sólo por los grandes desarrollos, también por la facilidad para mezclar dinero ilícito en proyectos pequeños, locales, remodelaciones y lotes semi urbanos3.
No se trata de elucubraciones dispersas. En 2023, la propia Evaluación Nacional de Riesgos de Lavado de Dinero del gobierno federal reconoció a la construcción, los inmuebles, casinos, comercio y servicios profesionales como actividades vulnerables que mueven grandes cantidades de capital en efectivo y son especialmente atractivas para el capital criminal4. Es necesario anotar que, no es que el narcotráfico descubra algo nuevo, sino que aprovechar la arquitectura financiera ya está construida, sobre todo por la corrupción en distintas dimensiones mercantiles y burocráticas. Así, sin preguntas el dinero del narcotráfico encuentra siempre lugar seguro donde estacionarse.
A nivel global, los cálculos de Naciones Unidas (ONUDC) estiman que la mayoría de las ganancias terminan lavadas en el sistema financiero, perteneces a la venta de drogas y equivalen a entre 0.4% -0.6% del PIB mundial5. En el caso de México, un estudio clásico de la misma UNODC calculó que los recursos del narcotráfico que se blanquean podrían representar hasta 4% del PIB nacional, casi 35 mil millones de dólares anuales en valores de inicios de la década pasada6, un flujo comparable con industrias legales completas como el capital producido por algunas mercancías de exportación, el turismo y exactamente lo mismo que las remesas.
En noviembre de este año (2025), hacienda bloqueó las cuentas de 13 casinos por presunto lavado de dinero y vínculos con el crimen organizado, las investigaciones señalaron movimientos inusuales por decenas de millones de pesos, flujos internacionales y uso de plataformas digitales no reguladas. La UIF, en coordinación con autoridades de Estados Unidos, anunció también el bloqueo de personas y empresas que operaban redes transnacionales para ocultar activos del narcotráfico mediante compañías fachada y esquemas financieros complejos. A la par, se expanden dispositivos más discretos, las llamadas cuentas mulas, personas de bajos ingresos que prestan sus datos o sus tarjetas para que por ahí pasen transferencias pequeñas pero constantes, sumando millones de dólares, Eyanir Chinea documentó que el uso de estas cuentas en México se multiplicó más de cuatro veces en cinco años, usadas para mover dinero del narcotráfico y fraudes digitales, al punto de que algunas instituciones fueron desconectadas del sistema de pagos electrónicos por su nivel de riesgo7. El CSIS en Washington advierte que las remesas también pueden ser utilizadas para lavar ingresos ilícitos, aprovechando la fragmentación de los envíos y la dificultad para rastrear su origen real8, aunque bien puede ser otro pretexto para poner candados y límites como control en las remesas mexicanas, un golpe geopolítico.
Todo este movimiento pasa abiertamente en la economía formal. Una parte de ese capital termina en algún departamento que nadie habita, plazas comerciales que sobreviven con locales semivacíos, en hoteles que parecen tener más personal que huéspedes. Otra parte entra por las cajas de negocios pequeños, restaurantes, bares, talleres mecánicos, empresas de transporte, constructoras locales. En muchos municipios, el narco es el único actor capaz de inyectar liquidez rápida cuando el crédito bancario no llega o llega con condiciones imposibles, dinero que el narcotráfico inyecta en bancos transnacionales de gran capital [¿Y con ello sostener el crédito bancario formal? Pregunto al lector.]
El lavado no solo limpia el dinero, también lava la imagen del propio crimen. El capital ilegal se convierte en capital respetable, legitimo. Se vuelve también patrocinios, donativos, empleos, fiestas patronales, becas deportivas, préstamos informales. El empresario que pone su nombre en la fachada aparece como benefactor, un altruista, un emprendedor, aunque detrás haya otro dueño, el jefe de jefes que nunca va a salir en la foto. La delgada línea entre legal e ilegal no existe, es una ficción comprable que se toca al son de “que no, que no, que no quede huella”.
Ahí entra la narcocultura. El dinero blanqueado por los ladrillos y concreto se traduce también en una estética que circula en redes, en música, en ropa, en autos, en fiestas que se graban en video y se vuelven aspiración. No es solo la apología explícita de los corridos, es la normalización del consumo desmesurado de lujo como recompensa legítima en un país donde las trayectorias laborales formales que construyen otras dimensiones importantes para la civilización no pueden prometer nada parecido.
La narcocultura opera como un dispositivo de legitimación simbólica, convierte el capital económico del crimen en capital cultural y social. No se trata solo de que un corrido mencione a un capo, se trata de que el barrio entero aprenda que el éxito se mide en camionetas, relojes y viajes, que la estética buchona o el corrido tumbado son formas contemporáneas de lucha, el narcotráfico aparece en la batalla por la hegemonía cultural y le apuesta a la cultura de la libertad de mercado. Aquí aparece el contenido de la economía formal una fachada limpia de una acumulación que se construye y construye a partir den desapariciones, despojo y muerte.
Frente a esto, la obsesión por reducir al narcotráfico a un problema que se resuelve con balas y control territorial es la mirada de quienes siguen atrapados en un marco estrecho. El narco no es solo una organización armada, es una corporación transnacional con capacidad militar, un inversionista paciente, un empleador en zonas al amparo del Estado, un desarrollador inmobiliario, un patrocinador de escenas musicales y galerías de arte, un productor de imaginarios y afectos colectivos. Podrían desplegar toda la fuerza del Estado y llenar el país de uniformes, y aun así el capital del narco seguiría entrando por puertas perfectamente legales. De hecho, al narcotráfico no le incomoda la guerra, la guerra también es un negocio, un ciclo de violencia que alimenta su propio mercado.
La ciudad que presume modernidad, gastronomía, turismo, cultura, a veces se sostiene sobre cimientos porosos donde el dinero no distingue su procedencia. El problema no es solo que el narco lave su dinero en la economía formal, el problema es que la economía formal parece necesitarlo para seguir funcionando en un modelo que exige crecimiento permanente, infinito, aunque el combustible sea el cuerpo mismo, la sangre, su finitud.
Fuentes:
- Secretaría de Hacienda, Unidad de Inteligencia Financiera, Evaluación Nacional de Riesgos de Lavado de Dinero dos mil veintitrés chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.pld.hacienda.gob.mx/work/models/PLD/documentos/enr2023.pdf
- La Jornada, nota sobre operaciones sospechosas en sector inmobiliario y datos de la UIF. https://www.jornada.com.mx/2025/08/21/economia/016n1eco
- Regcheq y otros análisis sobre vulnerabilidad del sector inmobiliario al lavado de dinero en México. https://realestatemarket.com.mx/noticias/mercado-inmobiliario/48879-el-sector-inmobiliario-mexicano-es-altamente-vulnerable-al-lavado-de-dinero
- Secretaría de Hacienda, Unidad de Inteligencia Financiera, Evaluación Nacional de Riesgos de Lavado de Dinero 2023. chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.pld.hacienda.gob.mx/work/models/PLD/documentos/enr2023.pdf
- UNODC, Estudios sobre flujos financieros ilícitos derivados del narcotráfico y estimaciones para México. chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/Studies/Illicit-financial-flows-15March.pdf
- UNODC, Estimating illicit financial flows rEsulting from drug trafficking and othEr transnational organizEd crimes. chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.unodc.org/documents/data-and-analysis/Studies/Illicit_financial_flows_2011_web.pdf
- El País, reportaje sobre crecimiento de cuentas mulas en México. https://elpais.com/mexico/2025-08-25/cuentas-mulas-en-mexico-un-esquema-de-lavado-de-dinero-que-se-expande-en-el-sistema-bancario.html
- CSIS, análisis sobre remesas y riesgo de uso por organizaciones criminales CSIS
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