En la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla se inicia formalmente el proceso de sucesión rectoral con la emisión de la convocatoria que saldrá en estos días. Digo formalmente porque, de hecho, el proceso se ha convertido en una precampaña de cuatro años dada la posibilidad legal de la reelección.
Por cierto que el tema de la reelección se ventiló con motivo del pliego petitorio dado a conocer por el movimiento estudiantil iniciado hace unos meses. Un tema que tiene un lugar preponderante en nuestra historia nacional y a la cual vale la pena asomarse porque, como sabemos, la Historia es Mater et Magistra.
La consigna maderista “Sufragio efectivo, No reelección” de 1910 tiene la impronta del factor preponderantemente político que le dio lugar. Ya Porfirio Díaz estaba en su séptimo período presidencial de 1904 a 1910, pues éste se extendió de cuatro a seis años, y concedió la famosa entrevista a Creelman, conocida como la entrevista Díaz-Creelman en la que declaró que México estaba listo para la democracia y que no se postularía para la presidencia en ese 1910. Esta declaración generó la efervescencia política que llevó a Madero a postularse y a perder con una votación superior al 98% para Díaz. A pesar de este resultado, la revolución maderista se proclamó el 20 de noviembre de ese mismo año.
Sabemos que la revolución mexicana fue un movimiento sumamente complejo y que las condiciones políticas no fueron el único factor que explicaría los levantamientos del norte y del sur de México. Sus líderes, Villa y Zapata, compartían el propósito de llevar a cabo una transformación social con distintas modalidades pero que implicaba una reforma agraria que Carranza asumió hasta enero de 1915.
Podríamos decir que la reforma social buscada se inició con un movimiento por transformar el sistema político. Hubo además otros factores del descontento social, como el despojo de tierras a los campesinos y la severa crisis económica sufrida por el país en 1908 que llevaron al movimiento revolucionario.
Esto nos hace pensar que el tema de la reelección abordado por el estudiantado en el paro declarado hace unos meses no es sino una expresión del descontento prevaleciente y aunque los factores que explican este descontento no se reducen al sistema de poder, éste indudablemente forma parte de ellos.
La Ley de la BUAP establece la reelección en su “Artículo 17. La persona titular de la Rectoría es representante legal de la Institución y Presidente del Consejo Universitario. Durará en su cargo cuatro años; podrá ser nombrada para un segundo periodo.”
Además, el Estatuto Orgánico que señala: “Artículo 50. La persona titular de la Rectoría será sustituida por la persona titular de la Secretaría General en ausencias que no excedan de tres meses; si la ausencia fuera mayor, el Consejo Universitario nombrará una persona titular de la Rectoría interina o sustituta, según el caso.”
“Artículo 51. En el caso de una ausencia calificada como definitiva por el Consejo Universitario, que ocurra durante los dos primeros años del periodo respectivo, este (sic) nombrará una persona titular interina y convocará de inmediato a la elección de la persona titular de la Rectoría, quien deberá concluir el periodo, y observará para ello las disposiciones del reglamento correspondiente.”
“Artículo 52. En el caso de una ausencia calificada como definitiva por el Consejo Universitario, que ocurra durante los dos últimos años del periodo respectivo, el Consejo Universitario nombrará una persona sustituta titular de la Rectoría, quien concluirá el periodo correspondiente.”
Así se han pasado la estafeta las sucesivas rectorías cuando se nombró un rector sustituto en 2005, que se reeligió para el período 2005-2009 y se volvió a reelegir para el período 2009-2013. La historia se repite en 2013, el consejo universitario nombra a un rector sustituto que se reelige para el período 2013-2017 y se vuelve a reelegir para 2017-2021. Tanto en uno como en el otro caso ocuparon la rectoría por más de ocho años, contraviniendo la legislación universitaria.
En 2021 también se violenta la legislación universitaria, pues el consejo universitario se autoprorroga su período y emite la convocatoria para la elección de la rectoría para el período 2021-2025.
Como ven ustedes, las formas que ha tomado la reelección de la máxima autoridad personal de la BUAP revelan un esquema de reproducción y concentración del poder, un sistema que en meses pasados fue cuestionado por el estudiantado porque no se sienten representados por quienes conforman la máxima autoridad de la universidad.
Ahora esta autoridad colegiada acaba de renovarse y los universitarios esperan que retome su papel de máxima autoridad para decidir democráticamente las mejores formas de conducir a la institución para cumplir con sus tareas sustantivas.
Ya la Historia nos ha enseñado que para gobernar no es suficiente con ganar, hay que convencer y resolver los problemas siempre mediante el diálogo.
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