En México, entre las décadas de 1940 y 1970, se implementó una política económica especial llamada <industrialización por sustitución de importaciones> (ISI) para abandonar la dependencia a los productos de manufactura extranjera, especialmente de Estados Unidos. Esta política no comenzó por una ideología anticolonial o antiimperialista, sino por una necesidad frente a una crisis externa, como lo fue el desabastecimiento durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial.
Para ello se requerían tres cosas: desarrollar la industria nacional, protegerla y promoverla. Así surgió un periodo de crecimiento económico sostenido conocido como el <milagro mexicano> en el que se logró fortalecer la capacidad productiva, el mercado interno y la economía nacional; mejorar la cadena productiva mexicana, reducir el desempleo, promover mano de obra calificada con formación técnica y profesional, reducir la fuga de capital, mejorar la balanza comercial y estabilizar la economía. Al no depender de las importaciones se logró reducir la vulnerabilidad ante crisis externas y alteraciones del intercambio comercial mundial.
La premisa era muy sencilla: producir los bienes que se importaban para no depender de ellos. Esto me llevó a reflexionar sobre un tema distinto, como es la importación de perfiles políticos externos en la 4T, que ha sucedido por diversas razones pero que, en este momento histórico, se está convirtiendo en un problema para el desarrollo de nuestro programa político.
La política de industrialización por sustitución de importaciones tiene tres características principales, que se pueden adecuar a las necesidades del problema de la importación de perfiles políticos externos en la 4T:
- Industrialización nacional – Formación de cuadros
Así como se creó una industria capaz de transformar materias y producir los bienes en México para dejar de traerlos de otros países, la 4T requiere crear y mejorar instituciones, procesos y espacios para formar cuadros políticos y técnico-administrativos con un alto perfil ético y capaces de ocupar todos los cargos públicos de elección popular y de designación. El problema a superar es que la formación de cuadros no se entienda como el acceso a las candidaturas, porque le haría perder todo sentido.
- Protección del mercado interno frente a las importaciones – Protección del partido frente al oportunismo
Durante el <milagro mexicano> se protegió la producción nacional utilizando medidas como aranceles, cuotas, restricciones, prohibiciones expresas y barreras administrativas que dificultaron o impidieron la entrada de bienes importados, privilegiando el consumo de bienes de producción local. De manera análoga, la 4T requiere establecer filtros políticos, éticos y sociales para el ingreso y ascenso dentro de las filas del partido y los gobiernos guindas. No puede ser que la cantaleta de que “todos son bienvenidos en Morena” se use para entregar las candidaturas a los recién salidos del PRIAN.
No debemos caer en el sectarismo extremo, pero sí debemos detener la entrada masiva de perfiles sin probidad ni mérito en las filas de la revolución que, aunque pudieran funcionar electoralmente -personalmente, no lo creo-, no comparten el proyecto de transformación y no hacen nada para hacerlo realidad.
- Fomento del mercado interno – Fomento y promoción de la participación política
Así como se generaron condiciones sociales y materiales que alentaron a los consumidores a valorar y sostener la industria nacional, una dinámica similar debe promoverse para que los cuadros formados en la 4T sean promovidos para llevar las riendas del Estado con honestidad y capacidad.
Así como no debemos permitir que el mercado decida el rumbo de la economía, tampoco debemos permitir que las condiciones políticas de podredumbre, fantochería y simulación decidan el rumbo de la política.
Es muy importante que las decisiones para acceder a las candidaturas no las tome el mercado electoral mediante las encuestas, popularidad o la conveniencia, sino que se determinen mecanismos de elección y promoción que pongan en el centro el proyecto de nación y no solo la rentabilidad electoral inmediata.
El objetivo de todos los partidos políticos que participan en un sistema electoral, del corte que sea, es ganar elecciones. Desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda. El problema es cómo se gana: si es con congruencia programática o es sacrificando el proyecto político por resultados inmediatos. Es decir, no debemos renunciar al objetivo de ganar elecciones, pero tampoco abandonar el proyecto con tal de ganar.
Yo no entré a Morena y la 4T para convertirme en crítico y señalar los errores para que la oposición se aproveche de ello, pero sí veo el riesgo de colonización del partido por la oposición derrotada, igual que lo ve toda la militancia y los simpatizantes de Morena. Una de las mayores enseñanzas del Presidente AMLO es que el Pueblo no se equivoca.
Es imperativo formar, proteger y promover a los cuadros políticos y técnico-administrativos de la 4T para sustituir la importación de perfiles con historiales y escándalos de corrupción y delincuencia, de la farándula y el espectáculo, y emanados de la derecha, que aunque no tengan historiales oscuros no comparten la agenda Obradorista.
Todas y todos caben en Morena y la 4T siempre que estén de acuerdo con las directrices políticas y los principios éticos fundamentales, siempre que no tengan ideas fascistas, autoritarias, déspotas o de negocios privados con recursos públicos, y que no conviertan el fin de la transformación en un medio para beneficio propio. Con la sustitución de importaciones políticas también sustituiremos las prácticas del pasado y consolidaremos una nueva cultura política con ética.
También puedes leer: La lección de la elección