La política migratoria del gobierno de Donald Trump ha generado una nueva y alarmante tendencia en Estados Unidos: el aumento de los migrantes que, agotados por la detención prolongada y las condiciones inhumanas en los centros del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), optan por abandonar voluntariamente el país antes que enfrentar una deportación formal.
De acuerdo con datos de la Oficina Ejecutiva para la Revisión de Casos de Inmigración (EOIR), las salidas voluntarias concedidas por jueces aumentaron a 15.241 casos en el último año fiscal, casi el doble de las registradas el año anterior. Paralelamente, el ICE reportó 319.980 deportaciones entre octubre de 2024 y septiembre de 2025.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, defendió la estrategia y afirmó que 1.6 millones de personas han dejado Estados Unidos, voluntaria o involuntariamente, desde que Trump volvió al poder. Sin embargo, expertos del Migration Policy Institute aseguran que la cifra es exagerada y basada en interpretaciones erróneas de los datos del Censo.
El gobierno incluso ofrece 1.000 dólares a quienes abandonen el país de forma voluntaria a través de la aplicación CBP Home, mientras quienes se niegan enfrentan la posibilidad de ser enviados a terceros países como Ruanda o Sudán del Sur.
“El incremento de las medidas migratorias dirigidas a los peores entre los peores está funcionando”, declaró Tricia McLaughlin, subsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional. “Autodepórtese o lo arrestaremos y lo deportaremos”, añadió.

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