La frágil tregua entre Israel y Hamás se ve nuevamente amenazada tras acusaciones del grupo palestino de que las fuerzas israelíes han violado el alto al fuego, provocando la muerte de al menos 24 personas desde el 10 de octubre. Según un alto cargo de Hamás, estas violaciones han sido reportadas a los países mediadores. “El Estado ocupante trabaja día y noche para socavar el acuerdo con sus violaciones sobre el terreno”, afirmó.
El ejército israelí, por su parte, no respondió de inmediato a las acusaciones, aunque había señalado anteriormente que disparos de sus tropas se produjeron en respuesta a palestinos que ignoraron los avisos de no acercarse a las posiciones israelíes durante la tregua.
La disputa también se centra en la devolución de los cuerpos de 28 rehenes fallecidos. Israel exige que Hamás cumpla con la entrega total, mientras que el grupo palestino asegura haber entregado 10 cadáveres; Israel sostiene que uno de ellos no corresponde a un rehén. La portavoz del Gobierno israelí, Shosh Bedrosian, enfatizó: “No transigiremos en esto y no escatimaremos esfuerzos hasta que regresen nuestros rehenes caídos”.
La tregua, mediada por la administración del presidente estadounidense Donald Trump a través de un plan de 20 puntos, se enfrenta a otros desafíos, como el desarme de militantes y la definición del futuro gobierno en Gaza. Hamás, lejos de desarmarse, ha intensificado sus operaciones de seguridad en zonas urbanas desalojadas por el ejército israelí, con ejecuciones públicas y enfrentamientos con clanes armados locales, demostrando su control sobre estos territorios.
Expertos advierten que, mientras estas disputas no se resuelvan, la tregua corre el riesgo de desmoronarse, elevando nuevamente la tensión en la región y poniendo en duda la efectividad del plan de paz propuesto.
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