A pesar de que América Latina y el Caribe han sido escenario de importantes avances en derechos para las personas LGBTIQ en las últimas décadas, la región enfrenta hoy un preocupante retroceso político e institucional. Desde Estados Unidos hasta Argentina, los derechos conquistados están siendo recortados o atacados, mientras la violencia contra esta población se incrementa incluso en países con marcos legales garantistas.
El último informe de la red Sin Violencia revela que solo en 2023 fueron asesinadas 364 personas LGBTIQ en diez países de la región. A estas cifras se suman las de Brasil, donde la ONG Grupo Gay da Bahia reporta una muerte violenta cada 34 horas, y México, que registró 148 asesinatos solo en 2024, más de la mitad de ellos contra mujeres trans.
En Colombia, donde el matrimonio igualitario es legal desde 2016, los crímenes de odio no han cesado. Entre enero y mayo de 2025, se registraron 43 homicidios y 689 agresiones sexuales contra personas LGBTIQ. Las mujeres lesbianas y bisexuales sufrieron cerca de la mitad de estos ataques.
Políticas regresivas desde el poder
En el norte del continente, la Administración de Donald Trump ha promovido una serie de medidas que activistas consideran directamente hostiles. Desde su regreso al poder, Trump ha eliminado el reconocimiento legal de personas no binarias, prohibido los pasaportes con género «X», vetado a mujeres trans en deportes femeninos y excluido a personas trans de las Fuerzas Armadas. Además, ha desmantelado políticas públicas de diversidad, lo que ha generado un efecto dominó en el sector privado.
En el extremo sur, el Gobierno de Javier Milei en Argentina ha emprendido una ofensiva institucional similar. Desde su llegada al poder se han eliminado organismos clave como el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, y el INADI, generando un vacío institucional. Declaraciones abiertamente discriminatorias desde el Ejecutivo, como la que vinculó la homosexualidad con la pedofilia, han sido señaladas como catalizadoras de un aumento del 53% en ataques públicos y un casi doble de asesinatos en 2024, alcanzando los 140 casos.
Mientras tanto, otros países muestran un estancamiento o falta de reconocimiento de derechos básicos. En la mayoría de Centroamérica y el Caribe, el matrimonio igualitario sigue sin ser legal. Cinco naciones caribeñas —entre ellas Jamaica y Guyana— aún criminalizan las relaciones homosexuales con leyes heredadas del periodo colonial. En países como Perú, el 66 % de la población se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo, según datos de Ipsos de 2024.
Las personas trans también enfrentan obstáculos estructurales: mientras Argentina y Ecuador reconocen el cambio de género por autopercepción, otros como Cuba y Panamá aún exigen cirugía de reasignación. En muchos países, el marco legal ignora por completo las necesidades de esta población, como en El Salvador, Guatemala o Bolivia, donde no existen cifras oficiales sobre crímenes por odio debido a la falta de tipificación legal.
Violencia institucional y discursos de odio
Las agresiones no solo provienen de gobiernos conservadores. En Venezuela, el fiscal general Tarek William Saab calificó a las personas trans como “aberraciones humanas”, generando fuerte rechazo de organizaciones de derechos humanos. En Chile, pese a ser un país con avances legislativos, se denuncian retrocesos como la negativa a reconocer los transfeminicidios y un aumento del 78,7 % en denuncias por discriminación.
No todo son retrocesos. En Cuba, se espera que en julio se apruebe una reforma legal que permitiría el cambio de género sin necesidad de cirugía ni orden judicial. En Colombia, el Congreso discute la Ley Integral Trans, que busca garantizar acceso a salud, educación y empleo para esta población. Y Ecuador ya implementó un reglamento similar.
Sin embargo, estos pasos aislados contrastan con una tendencia regional alarmante: los avances legales no garantizan protección efectiva frente a la violencia cotidiana, el discurso de odio institucionalizado y las políticas regresivas impulsadas desde los más altos niveles de poder.
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