El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes la intervención federal del Departamento de Policía Metropolitana de Washington D.C. y el despliegue de 800 elementos de la Guardia Nacional, alegando una “emergencia de seguridad pública” y prometiendo “recuperar la capital” del crimen y la falta de vivienda, pese a que las estadísticas oficiales reportan una baja histórica en los índices delictivos.
Acompañado por la fiscal general Pam Bondi, el secretario de Defensa Pete Hegseth y el director del FBI, Trump invocó la Sección 740 de la Ley de Autonomía del Distrito de Columbia para asumir el control directo de la fuerza policial durante un máximo de 30 días. Bondi quedará al mando del cuerpo, mientras que el director interino de la DEA, Terry Cole, fungirá como comisario.
El presidente prometió eliminar campamentos de personas sin hogar y endurecer las acciones contra “delincuentes juveniles”, además de lanzar una campaña para “embellecer” la capital, con miras a replicar la estrategia en otras ciudades del país.
La decisión provocó el rechazo inmediato de las autoridades locales. La alcaldesa demócrata Muriel Bowser cuestionó la eficacia del uso de la Guardia Nacional y señaló que el crimen violento cayó 26 % en lo que va del año, tras alcanzar mínimos de tres décadas en 2024. El fiscal general del distrito, Brian Schwalb, calificó la medida como “ilegal, innecesaria y sin precedentes”.
En paralelo, unas 500 fuerzas federales —incluyendo agentes del FBI, la ATF, la DEA, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y alguaciles federales— comenzarán patrullajes en distintos puntos de la ciudad.
Pese a los datos oficiales que muestran descensos en homicidios, robos y allanamientos, Trump insistió en que la capital está “plagada de tiendas de campaña, miseria, suciedad y crimen” y advirtió que su ofensiva será “solo el comienzo” de una cruzada para “retomar” ciudades que, según dijo, están amenazadas por la violencia y la inmigración irregular.
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