Tensión comercial y cooperación climática marcan una cumbre fría entre la Unión Europea y China

Ambos bloques firmaron una declaración conjunta para liderar la respuesta a la crisis ambiental y colaborar de cara a la COP30 en Brasil

La cumbre entre la Unión Europea (UE) y China celebrada este jueves en Pekín evidenció una relación bilateral cada vez más tensa en lo comercial, aunque ambos bloques encontraron terreno común en la lucha contra el cambio climático. Pese al tono frío del encuentro, las partes reafirmaron su compromiso por mantener el diálogo y la cooperación global.

Encabezada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, por parte europea, y por el presidente Xi Jinping y el primer ministro Li Qiang por el lado chino, la reunión cerró sin grandes acuerdos, aunque con señales claras de las prioridades de cada bloque.

La UE reclamó a Pekín un “reequilibrio urgente” en las relaciones comerciales, que considera “gravemente desequilibradas” por un déficit que supera los 305.000 millones de euros. Bruselas advirtió que seguirá adoptando “medidas proporcionales” para proteger sus intereses si no hay avances concretos.

Von der Leyen urgió a China a mejorar el acceso al mercado para empresas europeas, reducir las restricciones a exportaciones y abordar el exceso de capacidad manufacturera, especialmente en sectores como el acero, el automóvil eléctrico y las energías renovables. Afirmó Von der Leyen: “Estamos en un punto de inflexión. Para ser sostenibles, nuestras relaciones deben ser mutuamente beneficiosas”.

China, por su parte, minimizó las diferencias. El primer ministro Li Qiang sostuvo que no existen “conflictos fundamentales” entre ambas partes y defendió la cooperación como “una opción natural” ante los desafíos globales. El presidente Xi Jinping pidió respeto mutuo y destacó el aniversario número 50 de las relaciones diplomáticas como un hito para fortalecer la colaboración.

Entre los reclamos específicos, la UE exigió el fin de las represalias comerciales contra productos como el brandy, la carne de cerdo y los productos lácteos europeos, así como la eliminación de controles injustificados a la exportación de tierras raras, insumos clave para las industrias tecnológicas y de defensa.

Bruselas también expresó su preocupación por las barreras al acceso digital y los controles chinos sobre la transferencia de datos, además de denunciar “actividades cibernéticas maliciosas” supuestamente originadas en China.

Clima: punto de convergencia

En contraste con la tensión comercial, el cambio climático fue uno de los pocos ejes de consenso. Ambos bloques firmaron una declaración conjunta para liderar la respuesta global a la crisis ambiental y se comprometieron a cooperar rumbo a la COP30, que se celebrará en Brasil.

Von der Leyen elogió la “excelente cooperación” en materia climática y pidió a China que presente un plan más ambicioso de reducción de emisiones para 2035. Pekín ratificó su meta de alcanzar el pico de emisiones antes de 2030 y la neutralidad de carbono para 2060.

La UE instó además a China a unirse al Compromiso Global sobre el Metano y a cooperar en la implementación del Marco de Biodiversidad de Kunming-Montreal. Ambas partes también acordaron trabajar juntas por un tratado internacional contra la contaminación por plásticos.

Ucrania, derechos humanos y tensiones geopolíticas

En el plano geopolítico, la UE pidió a China que deje de respaldar a Rusia en la guerra contra Ucrania. “Cómo China interactúe con la guerra será determinante para nuestras relaciones futuras”, advirtió Von der Leyen, quien pidió a Pekín usar su influencia para apoyar una paz justa.

Según revelaciones del South China Morning Post, el canciller chino Wang Yi habría declarado recientemente que China no puede aceptar una derrota rusa, pues permitiría a Estados Unidos concentrarse en contener a China.

Bruselas también reiteró su preocupación por la situación de los derechos humanos en Xinjiang, Tíbet y Hong Kong, y alertó sobre el aumento de tensiones en el Estrecho de Taiwán y los mares del Este y Sur de China. Aunque reafirmó su política de “una sola China”, rechazó cualquier intento de modificar el statu quo mediante la fuerza.

La cumbre confirmó la complejidad de las relaciones entre la UE y China: fuertes discrepancias económicas, preocupaciones en seguridad y derechos humanos, pero también un frente común en la lucha climática y la necesidad compartida de mantener canales de diálogo abiertos.

Ambas potencias se comprometieron a continuar las conversaciones en distintos niveles para abordar los numerosos desafíos globales que enfrentan, en un contexto internacional cada vez más volátil.

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Fotos: X

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